Definición de muralismo

Para establecer el significado del término muralismo se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En concreto, emana del latín. Exactamente es el resultado de la suma de los siguientes componentes léxicos:

-El sustantivo “murus”, que significa “pared exterior”.
-El sufijo “-al”, que se usa para indicar “relativo a”.
-El sufijo “-ismo”, que puede traducirse como “sistema” o “actividad”.

Se denomina muralismo a la creación de pinturas murales: es decir, de obras que se realizan a lo largo de un muro o pared. El término alude a este tipo de arte; a los conocimientos y habilidades que se necesitan para desarrollarlo; y al movimiento que surgió en torno a él.

Se conoce como muralismo al arte que se desarrolla en un muro o pared.

Características del muralismo

Hay que establecer que se indica que las obras de muralismo se deben sustentar en varios pilares claramente definidos:

-La poliangularidad, lo que significa que en el mismo plano haya distintos tamaños y puntos de vista.
-Debe plasmar una historia.
-La monumentalidad, lo que supone que se tengan que llevar a cabo en paredes de cierto tamaño y con unas características concretas en materia de composición.
-Por regla general, cuentan con un gran colorido. Y es que se considera que ello trae consigo que no solo llamen la atención de la gente sino también que despierten las emociones.

Existen diversos tipos de técnicas de muralismo. No obstante, entre los más significativos podemos destacar algunas tales como el relieve escultórico, las teselas, el mural cerámico y la pintura mural.

Es posible encontrar manifestaciones del muralismo en muchas ciudades.

El movimiento en México

A comienzos del siglo XX, el muralismo comenzó a crecer con fuerza en México. Tras la Revolución Mexicana, varios artistas recurrieron a la pintura mural como mecanismo de acción política, buscando difundir determinados ideales. Desde el Estado, de hecho, se apoyó a los muralistas, brindándoles recursos para su trabajo.

Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco están considerados como los principales exponentes del muralismo mexicano. Entre las características más importantes del muralismo forjado en México aparecen la revalorización de la cultura indígena, el compromiso social y la confianza en la relevancia de la faceta pública de las manifestaciones artísticas.

El Palacio de Bellas Artes, la Suprema Corte de Justicia y el Palacio Nacional son algunos de los edificios mexicanos donde pueden apreciarse obras del muralismo. Los muralistas de dicha nación, de todos modos, también trabajaron en el extranjero.

Historias del muralismo en el continente americano

Cabe destacar que, más allá del impulso dado por Rivera, Siqueiros y compañía a esta clase de pinturas, las raíces del muralismo en el continente americano son remotas. Los pueblos prehispánicos elaboraron murales en Teotihuacan, Cacaxtla y Bonampak, por ejemplo, según pudo conocerse gracias a las ruinas que se mantuvieron en pie hasta la actualidad. Algunos de esos murales datan de los primeros siglos de nuestra era.

A pesar de que fue en México donde consiguió originarse y alcanzar su máxima expresión, poco a poco se ha ido extendiendo por todo el mundo.

Es habitual que haya gente que confunda muralismo y graffiti. Sin embargo, una de las principales diferencias entre ambos es que las obras del primero son encargadas por los propietarios de los muros.

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