Definición de monosemia
Las palabras son unidades lingüísticas que tienen significado. La noción de significado, en tanto, alude al sentido.
Una sola acepción
Una palabra puede tener un único significado o varios. En el terreno de la semántica lingüística, se habla de monosemia para nombrar la propiedad del término que cuenta con una sola acepción, mientras que la polisemia aparece cuando una misma palabra presenta una multiplicidad de acepciones.
El término «apendicitis», ejemplo de monosemia, tiene una sola acepción
La monosemia, en definitiva, implica que existe un único vínculo posible entre el significante y el significado. Esta particularidad garantiza la precisión y elimina la ambigüedad.
Por lo general las palabras monosémicas se emplean en el ámbito de la ciencia ya que en dicho terreno no pueden existir las imprecisiones. Sin embargo, la mayoría de las expresiones lingüísticas que utilizamos cotidianamente son polisémicas y su significado está dado por el contexto.
Tomemos el caso de la palabra apendicitis. Este vocablo está dotado de monosemia: solamente hace referencia a una inflamación del apéndice vermiforme y no a otra cosa. Nótese que el término apéndice, en cambio, es polisémico debido a que puede referirse a un órgano del cuerpo humano (el mencionado apéndice vermicular o vermiforme), a una parte del cuerpo animal, a un elemento adjunto a otro, etc.
Consecuencias para la comunicación
Pese a que podría suponerse que la monosemia favorece la comunicación, diversos estudios sostienen que incluso dentro del ámbito científico, las restricciones de un lenguaje de este tipo, que además de monosémico también se puede denominar unisignificador, pueden acarrear diferentes dificultades. La más evidente es la necesidad de recordar todo el vocabulario relevante, ya que ninguno de los términos cuenta con un sinónimo.
Quizás no seamos conscientes de la gran comodidad que nos brindan los sinónimos en el habla cotidiana. No sólo los que denotan significados equivalentes, sino incluso los que nos permiten describir poco a poco ese concepto cuya palabra hemos olvidado. Veamos un ejemplo: en una conversación, no logramos recordar el término «museo», y entonces intentamos brindarle a nuestro interlocutor una definición improvisada como ser «un edificio en el que se exponen obras de arte».
Claro que también podríamos definir apendicitis como «una inflamación del apéndice vermiforme», como mencionamos más arriba, pero en este caso serían necesarios estos otros términos científicos, mientras que a la definición de «museo» podríamos llegar por múltiples caminos, sin importar nuestro grado de conocimiento de la lengua y, sobra decirlo, sin necesidad alguna de haber entrado en uno o de sentir atracción por el arte. Incluso en un lenguaje muy corriente podríamos decir «la casa donde puedes ver cuadros», algo que no ocurre en un entorno científico.
En resumen, la monosemia nos exige un trabajo de una dificultad exponencial, porque debemos recordar muchas palabras específicas, que a su vez requieren la memorización de otras para definirlas, y así sucesivamente. Lo opuesto, la polisemia, puede agilizar el proceso comunicativo. Esto se debe a que hay palabras cortas y de pronunciación simple que pueden reutilizarse en distintos contextos con facilidad. En este marco, la polisemia contribuiría a incrementar la eficiencia del lenguaje.
«Museo» tiene más de una acepción, y cuenta con sinónimos
Aplicaciones específicas
Si bien hemos hablado del ámbito científico en general, podríamos mencionar cada una de sus disciplinas y en todas ellas encontraríamos ejemplos de monosemia, con diferentes usos y objetivos particulares. Una de las más relevantes y menos conocidas es la traductología, que se enfoca en un estudio sistemático de la teoría, las características y los usos de la interpretación y la traducción.
El lingüista norteamericano Charles Edward Ruhl fue uno de los más destacados estudiosos de la monosemia. Tampoco podemos dejar fuera el idioma construido Lojban, que se originó del Loglan, ambos monosémicos; el primero lo creó el grupo Logical Language mientras que el segundo, el sociólogo James Cooke Brown.