Definición de modelo de calidad
El diccionario de la Real Academia Española (RAE) reseña diferentes usos y significados del término modelo (del italiano modello). Entre ellos, se destaca que un modelo es un arquetipo o punto de referencia para imitarlo o reproducirlo, o un ejemplar que se debe seguir e imitar por su perfección.
La calidad, por su parte, es una propiedad y cualidad inherente de las cosas, que permite la comparación entre éstas y otras de su misma especie. Se trata de una apreciación subjetiva que, respecto a un usuario, implica satisfacer las necesidades y deseos (si lo logra, es de buena calidad).
Un modelo de calidad es, por lo tanto, un conjunto de prácticas vinculadas a los procesos de gestión y el desarrollo de proyectos. Este modelo supone una planificación para alcanzar un impacto estratégico, cumpliendo con los objetivos fijados en lo referente a la calidad del producto o servicio.
Al implementar un modelo de calidad, una empresa busca desarrollar sistemáticamente productos y servicios que cumplan con los requerimientos y las exigencias de los clientes.
Es importante que los elementos que forman el conjunto del modelo de calidad se encuentren estructurados en forma tal que sea posible realizar un control y seguimiento de los procesos. El modelo debe reunir las actividades y funciones relacionadas con la calidad para que puedan ejecutarse de un modo sistemático y formal.
Los directivos, a la hora de implantar un modelo de calidad, deben tener en cuenta que la empresa está formada por múltiples elementos interdependientes e interconectados que deben actuar coordinadamente para alcanzar un mismo objetivo.
En los últimos años, han aparecido varios conceptos complementarios que han expandido el de modelo de calidad, como ser el de excelencia o el de calidad total, que sirven para llevar a cabo la evaluación y la implantación de sistemas de gestión de calidad en las compañías. Todo esto ha sido impulsado por esa necesidad imperiosa que las empresas tienen de diferenciarse de sus competidores para conseguir destacar.
Uno de los puntos de referencia siempre ha sido el modelo japonés denominado Deming, el cual fue desarrollado en el año 1951 por la Unión Japonesa de Científicos e Ingenieros (cuya sigla es JUSE). En pocas palabras, se enfoca en la recolección de la puesta en práctica de las teorías de control de calidad en toda la compañía, con el objetivo de verificar que los resultados de su implantación hayan sido positivos. Persigue el bienestar y la satisfacción de los clientes.
El modelo Deming se apoya en la siguiente serie de criterios de evaluación que se orienta en la gestión de calidad de la empresa: políticas y objetivos; operativa y organización; diseminación de la educación; uso y flujo de la información; calidad de los procesos y los productos; estandarización; control y gestión; garantía de calidad de sistemas, métodos y funciones; resultados; planes a futuro.
Unos años más tarde, surgió en Estados Unidos el Premio Nacional de Calidad Malcolm Baldrige, justo cuando los productos provenientes de Japón llegaban en un gran volumen y era necesario recibir una garantía por parte de los fabricantes de sus estándares de excelencia.
Este modelo de calidad tiene dos misiones fundamentales: que las industrias a nivel nacional usen el método competitivo de la Calidad Total y la Excelencia para la gestión de sus empresas; que sea posible el reconocimiento público y formal de los méritos de quienes hayan tenido éxito en este aspecto.
Una de las mejores decisiones que puede tomar una compañía para aumentar la calidad es destinar la mayor parte de sus recursos a este objetivo, o al menos no permitir que pierda prioridad ante otros que respondan a cuestiones ejecutivas.