Definición de mensurable
Del latín mensurabilis, mensurable es aquello que se puede medir. El verbo medir, por su parte, refiere a comparar una cantidad con su unidad correspondiente para saber cuántas veces la unidad está contenida en la primera.
Hay cosas que pueden medirse y otras que no: por lo tanto, existen cosas mensurables y cosas que no son susceptibles de medición ya que no se dispone de una escala o de una unidad que permita este tipo de registros.
La altura es una característica mensurable de una persona. Un hombre, por ejemplo, puede medir 1,78 metros. Esto quiere decir que este individuo “entra” 1,78 veces en un metro (la unidad de longitud del Sistema Internacional).
Pese a que la altura es mensurable, en ocasiones puede resultar muy difícil desarrollar la medición. Eso es lo que ocurre con organismos microscópicos, que no son visibles para el ojo humano, por lo que se requiere de un dispositivo específico para su visualización y eventual medición.
La felicidad, en cambio, no es mensurable. No puede decirse que un ser humano tiene “tres felicidades” o que está “1,64 feliz”. Existen, sin embargo, estudios que se proponen medir el grado de felicidad de las personas a través de diversos patrones (como respuestas a un cuestionario, consumo de psicofármacos o cantidad de horas semanales dedicadas al ocio), aunque sus conclusiones no suelen considerarse como de validez científica.
El concepto de felicidad, así como el de amor, representa un enigma indescifrable para el ser humano, ya que no existe un método infalible para saber si hemos experimentado dichos sentimientos o cómo hacer para lograrlo. A pesar de los esfuerzos por hacer de la felicidad algo mensurable, tan sólo se pueden obtener resultados orientativos, que siempre dependen del contexto histórico y social del sujeto, del momento de su vida en el que se encuentre y del nivel de instrucción que posea, entre otros muchos factores.
Para poder determinar si una persona es feliz, es necesario en primer lugar conocer sus expectativas en la vida y comprobar si en el momento del análisis tiene forma de satisfacerlas; sin embargo, aun cuando la respuesta sea positiva, es altamente probable que cambiando tan sólo una variable de su realidad su nivel de felicidad se incremente o disminuya. A lo largo de nuestra vida, muchos solemos repetir la frase «no podría ser más feliz», en distintas etapas, hablando de diferentes situaciones, y esto no significa que sepamos que hemos alcanzado el máximo exacto de felicidad, como si se tratara de un valor numérico.
Del mismo modo, en momentos difíciles podemos expresar que «no podría ser menos feliz», lo cual tampoco indica que hayamos alcanzado el nivel mínimo de felicidad. Si fuera posible determinar dichos extremos, tendríamos un buen punto de partida para establecer una unidad y una escala para convertir la felicidad en algo mensurable, pero incluso en ese caso es muy probable que las mismas reglas no pudieran ser aplicadas a todas las personas.
En el habla cotidiana, es común tratar un objeto o producto no mensurable como si lo fuera. Por ejemplo, si vamos al supermercado y no sabemos dónde encontrar paquetes de harina lo normal es que le preguntemos a alguien «¿dónde está la harina?»; esto no es correcto desde un punto de vista lingüístico, ya que no se puede medir dicho producto, pero se acepta como parte del lenguaje coloquial. De la misma forma, no es raro decir «he comprado dos aguas» en lugar de «dos botellas de agua«.
La música mensurable, por otra parte, es la que se compone de notas diferentes en duración y forma y que, por lo tanto, se puede acomodar a diversos compases y ritmos. Lo mismo puede indicarse respecto al canto mensurable.