Definición de meditabundo
El adjetivo meditabundo proviene del vocablo latino meditabundus. El término se emplea para aludir a quien piensa, recapacita o medita de forma silenciosa.
Por ejemplo: “Mi nuevo vecino es un hombre callado y meditabundo que no parece dispuesto a entablar vínculos sociales con quienes vivimos en el edificio”, “El joven escuchó las palabras de su abogado y se quedó meditabundo, sin responder”, “Te noto meditabundo, ¿en qué estás pensando? ¿Qué te preocupa?”.
Una persona meditabunda suele dedicarse a reflexionar o a cavilar. Se dice que alguien es meditabundo cuando dicha actitud o tendencia es frecuente o se repite de manera recurrente. En cambio, un individuo puede estar meditabundo por una circunstancia particular, sin que esa sea su conducta habitual.
Tomemos el caso de un anciano que se caracteriza por ser ensimismado y poco conversador. Este hombre suele ser calificado como meditabundo: por lo general se mantiene en silencio, absortó en sus pensamientos. Nunca habla a la ligera ni toma decisiones antes de una extensa deliberación interna.
Un muchacho, por el contrario, puede sobresalir por su locuacidad y su impetuosidad. Sin embargo, una tarde queda sorprendido luego de mantener una charla con su padre, donde se entera varias cuestiones familiares. Por eso, frente a esas revelaciones, en los siguientes días el joven se muestra meditabundo, como procesando la nueva información.
Ser o estar meditabundo, en definitiva, no es positivo ni negativo. Se trata de una condición o de un rasgo que puede formar parte de la personalidad o aflorar en determinados contextos. No es algo, por lo tanto, intrínsecamente bueno o malo.