Definición de mayordomía
El concepto de mayordomía tiene varias acepciones. De acuerdo a la Real Academia Española (RAE), se trata del puesto, el empleo y el despacho del mayordomo: es decir, del criado principal de una vivienda o del oficial que controla los gastos y la administración de una cofradía o congregación.
Gestión de recursos
En un sentido más amplio, la mayordomía alude a la gestión eficiente de los recursos, apelando a la responsabilidad y a la ética. Este significado se vincula a la definición que mencionamos en el párrafo anterior sobre el criado de una casa.
Antiguamente, «mayordomía» hacía referencia únicamente al criado principal de una vivienda
La mayordomía, en un primer momento, era la labor desarrollada por los sirvientes que se encargaban de llevar la bebida y la comida al salón comedor. De a poco, los mayordomos comenzaron a asumir más tareas hasta encargarse de gestionar múltiples cuestiones de la familia que les daba trabajo.
El uso de este término había disminuido de manera considerable hacia el siglo XXI, dado que el propio puesto de trabajo es cada vez menos común en la actualidad. No debemos olvidar que en su uso original, hacía referencia no sólo a un sirviente sino en particular al que atendía a una familia que viviera en un castillo, es decir, a personas de la nobleza.
Mayordomía para la clientela
Por extensión, luego se empezó a nombrar mayordomía al servicio brindado a los pasajeros de un medio de transporte y a los clientes de un restaurante, orientado a satisfacer sus necesidades. Así llegamos al uso de la noción que se asocia a la administración responsable de los recursos que pertenecen a otras personas.
En este marco, la mayordomía implica evitar la dilapidación y el deterioro de los bienes ajenos. Incluso, cuando resulta factible, debe favorecer la multiplicación de dichos bienes.
Para la religión
En el terreno de la religión, por último, se entiende que la mayordomía es el ordenamiento de la vida propia según los designios de Dios. El ser humano, de esta forma, no es dueño de su existencia, ya que esta le pertenece a la divinidad, quien le otorga tiempo, recursos, etc. a la persona para que los administre.
Todo comenzó con la Creación, cuando Dios hizo los cielos y la tierra, así como a todos los seres vivos y los objetos que en ellos podemos encontrar. Para la religión cristiana, Dios es el dueño absoluto de todo y todos, de manera que tiene la primera y la última palabra sobre su existencia. Un buen cristiano no puede pasar por alto este punto, ya que se trata de una de las bases de la religión. Por lo tanto, el primer paso para entender la mayordomía es aceptar nuestro carácter de «terceros» en el mundo.
Entre los propósitos que Dios tenía para nosotros está la mayordomía
La relación que el ser humano tiene con Dios se explica en profundidad acerca de las numerosas páginas de la Biblia. Somos administradores de nuestra propia vida, pero no como entidades aisladas o sin valor en nuestra individualidad, sino más bien como colaboradores del Padre, ya que Él deposita en nosotros una confianza plena desde el primer momento de nuestra vida. También entra en esta tarea el uso y control de nuestras pertenencias, aunque siempre deben recibir una importancia menor que la vida.
Todo esto lo resume el apóstol San Pablo en un pasaje de sus cartas a los Corintios, donde también nos define como «labranza y edificio de Dios». Si partimos de esa forma de ver la relación del ser humano con Dios y la Creación misma, podemos entender la mayordomía no como un concepto que una persona ideó de forma arbitraria, sino como el propósito que el propio Dios tenía para nosotros cuando nos creó.