Definición de marketing social
La noción de marketing o mercadotecnia se emplea para aludir a las prácticas y las estrategias que apuntan a satisfacer las necesidades de los clientes. Social, por su parte, es aquello vinculado a la sociedad (una comunidad cuyos integrantes interactúan bajo normas en común o una agrupación de individuos organizados para conseguir ciertos objetivos).
La idea de marketing social, en este marco, refiere a la mercadotecnia que considera tanto el interés de los clientes y las metas de la empresa como también el bienestar de la sociedad en general. Por eso busca generar un cambio positivo en el entorno en el cual se ejecuta.
El marketing social suele centrarse en la difusión de un proyecto o concepto que contribuya a la resolución de un problema que afecta a toda la comunidad. Como parte de esa acción, la marca consigue promocionarse y, a su vez, ayuda a la gente.
Supongamos que una marca de gaseosa (refresco o soda) lanza una botella hecha con plástico reciclado para minimizar el impacto ambiental. La empresa se compromete, además, a plantar un árbol por cada una de estas botellas que venda. Esta estrategia puede inscribirse en el marketing social: la compañía obtiene difusión y fomenta las ventas, los consumidores hacen una buena acción con su compra y la sociedad en general se beneficia por la iniciativa ecologista.
Un fabricante de cerveza, en tanto, puede desarrollar una serie de anuncios para desalentar el consumo de alcohol entre los conductores. Podría entenderse que esta iniciativa de marketing social “invita” a no comprar cerveza, aunque en realidad solo propone no beber en casos específicos. El fabricante, así, demuestra su responsabilidad con la sociedad más allá del negocio.
Este último ejemplo nos recuerda que el marketing social no deja de ser una serie de prácticas para impulsar las ventas de una compañía, sino que tiene un tinte social agregado que le da un sentido menos materialista si lo miramos desde lejos. Sobra decir que si los fabricantes no venden, desaparecen del mercado y por eso en principio no podemos tildar de negativo el uso de tácticas para destacarse; pero tampoco podemos creer que deja de importarles el dinero.
Uno de los rasgos fundamentales del marketing social es que se centra en quien lo recibe. Para ello debe empezar llevando a cabo una investigación muy detallada acerca de sus necesidades, su percepción y sus deseos. Es importante resaltar que estamos hablando de potenciales destinatarios, ya que ninguna empresa tiene asegurada una venta hasta que se haya concretado y haya caducado su periodo de devolución en la tienda.
Habiendo estudiado minuciosamente los aspectos recién mencionados, puede dar comienzo el desarrollo de una campaña de marketing social. Aquí también entran en juego todas las personas que no forman parte del público objetivo, ya que es fundamental no ofender la sensibilidad de nadie. En este punto fallan muchos, que acaban creando publicidades con contenido machista o sexista, por ejemplo, con resultados desastrosos.
En este marco, se habla de producto social, precisamente lo que deseamos vender a través del marketing social. Es importante que sus beneficios se presenten de forma clara y contundente, que marquen una diferencia palpable con respecto a las alternativas del mercado.
El proceso de marketing social es continuo, es decir que no basta con una campaña corta con motivo de una fecha especial, sino que se extiende en el tiempo y se retroalimenta de la respuesta del público. Retomando el ejemplo de la empresa de refrescos que se compromete a plantar un árbol por cada botella reciclada que venda, es importante mantener al tanto a sus clientes del progreso, y para ello son necesarias diferentes presentaciones en los medios de comunicación a lo largo de la campaña.