Definición de mambo

El mambo es un género de música y danza que surgió en el territorio cubano. El término tiene origen antillano, aunque sus raíces hay que rastrearlas en lenguas africanas.

Nacido a partir de la combinación de elementos del son y del danzón, se considera que Antonio Arcaño y Orestes López fueron los pioneros del mambo, mientras que Dámaso Pérez Prado ideó el baile. Con el paso de los años, la popularidad del mambo creció en Cuba y luego llegó a otros países, como Estados Unidos y México.

A nivel general, el mambo combina rasgos de la música africana con jazz y diversos ritmos latinoamericanos. En cada compás incluye un tiempo de silencio, que resulta correspondiente a la pausa que realizan los bailarines para resaltar la síncopa.

El mencionado Pérez Prado, nacido en 1917 y fallecido en 1989, es conocido como “El rey del mambo” por la difusión que le dio al género a nivel mundial. La canción “Mambo Nº 5” fue uno de sus principales éxitos: el tema incluso tuvo una versión muy famosa que realizó Lou Bega en 1999. Tito Puente (19232000) es otro de los músicos que se destacan por sus contribuciones al mambo.

El caso de Mambo Nº 5 no es raro en cuanto al nombre, ya que en el pasado era muy común denominar las piezas de este género con un número cardinal. Por otro lado, también era costumbre bautizarlos con nombres de mujeres, como ocurre con los conocidos Patricia y Roberta.

Con respecto a la danza propiamente dicha, se debe bailar en pareja y su coreografía se destaca por ser difícil y fuerte. La sincronización entre los dos bailarines y la coordinación de los movimientos es fundamental, en especial dada la gran velocidad a la que deben realizarse. Otro aspecto necesario para dominar el mambo es la agilidad, un factor que puede marcar la diferencia entre un principiante y un profesional capaz de deslumbrar a su público.

Como se menciona anteriormente, el ritmo del mambo es sincopado. Esto quiere decir que la acentuación de las notas de la melodía no siempre coincide con la estructura básica del compás: la síncopa permite acentuar las notas débiles o semifuertes, así como incluir silencios para dar lugar al denominado contratiempo.

Los compases del mambo tienen un tiempo de silencio en el cual los bailarines deben realizar una pausa. Esto tiene lugar en el cuarto tiempo. Durante el ritmo básico, una pierna debe dejarse flexionada mientras la otra se extiende, se lleva hacia el frente o hacia un lado.

La fuerza de los movimientos del mambo le otorgan una identidad muy particular que se asocia con sus raíces africanas. Se trata de una combinación de flexiones considerables de las articulaciones con una expresividad muy acentuada.

A lo largo de su evolución, los bailarines de mambo fueron desarrollando tres tipos bien definidos: el sencillo, el doble y el triple. Este último dio lugar al nacimiento del chachachá, una danza muy conocida incluso en la actualidad, en especial en América Latina.

Así como otras danzas latinoamericanas, muchas personas se dejan conquistar por sus pasos y su música y deciden tomar clases a pesar de no tener grandes aptitudes naturales. Los beneficios de aprender a bailar son muchos, tanto a nivel físico como emocional y cultural, ya que nos mantiene en forma, nos ayuda a liberar estrés y nos permite entablar nuevas amistades.

En Argentina, por otra parte, mambo es un término del lunfardo que hace referencia a un embrollo, una confusión o un conflicto. Por ejemplo: “Estoy con un mambo bárbaro en el laburo”, “Tengo muchos mambos en la cabeza y no sé qué hacer”, “Cortala con el mambo y venite a casa esta noche así comemos unas pizzas y charlamos un rato”.

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