Definición de lejía
El vocablo latino lixivia llegó al castellano como lejía. Así se denomina a una solución acuosa de sales alcalinas que, por sus propiedades, se emplea para desinfectar y blanquear diversos materiales.
Conocida en otros países como lavandina, la lejía suele producirse disolviendo hipoclorito de sodio en agua. El resultado es un líquido transparente y de olor intenso, de gran poder oxidante.
La lejía suele usarse para lograr la desinfección del agua. Un método simple y económico para potabilizar el H2O consiste en añadir dos gotas de lejía por cada litro de agua para eliminar los microorganismos infecciosos que pueden contaminar.
Con la lejía también es posible limpiar a fondo todo tipo de superficies sólidas. Mezclando una taza de lejía con cinco litros de agua, se obtiene una disolución que resulta apropiada para la limpieza del piso o de una mesa, por citar dos posibilidades.
Al tratarse de un bactericida y un fungicida, la lejía se usa para la higiene de los artefactos del baño. Asegurando la desinfección de este tipo de elementos y espacios se reduce el riesgo de enfermedades.
Además de las ventajas ya expuestas, otros de los principales beneficios que tiene el limpiar con lejía se encuentran los siguientes:
-Se logra eliminar todo tipo de virus, ácaros y hongos.
-Es una manera estupenda de acabar con los malos olores que puedan existir en determinadas zonas del hogar, como baños y cocinas.
-Cuando se utiliza con la ropa, ayuda a acabar con manchas que parecían imposibles de eliminar.
-No menos importante es conocer que se trata de un producto que tiene un precio muy económico. De ahí que limpiar con ella suponga no tener que realizar un gran desembolso de dinero.
-Además tampoco hay que pasar por alto que viene a ser un artículo que está tolerado por las personas alérgicas.
-Es un producto que no daña el medioambiente.
Es importante tener en cuenta, de todos modos, que el uso prolongado de altas dosis de lejía incrementa la posibilidad de padecer problemas respiratorios. Su contacto directo con la piel, por otra parte, puede provocar daños, mientras que su ingesta resulta tóxica. Por eso es importante manipularla con cuidado y tener en cuenta opciones adicionales para usar como desinfectante a nivel hogareño, aunque no reemplazarla por productos que no sean aptos para la eliminación de los microbios.
De la misma manera, no podemos pasar por alto que también existe lo que se conoce como lejía alimentaria. Esta, como su propio nombre viene a indicar, se usa con alimentos. En concreto, se emplea para desinfectar lo que son frutas y verduras que se van a tomar crudas.
Ese proceso de desinfección se recomienda llevarlo a cabo en la alimentación de todas las personas, pero, de modo especial, es necesario para embarazadas, niños, ancianos y personas que cuenten con inmunodeficiencia.
Asimismo, para usar esa lejía alimentaria de forma correcta es necesario seguir las indicaciones que se establecen en su envase. De la misma manera, no se debe mezclar aquella con ningún otro tipo de sustancia química.