Definición de lavanda
La lavanda, también llamada lavándula, es un género vegetal. Está formado por plantas labiadas: es decir, que presentan una corola dividida en dos labios o sectores, además de un cáliz persistente y hojas opuestas.
El cantueso y el espliego son lavandas. La distribución geográfica de estas especies es amplia, e incluso se ha expandido a partir de la acción del hombre ya que son plantas muy utilizadas.
La lavanda suele emplearse para elaborar productos aromáticos: su esencia es valorada a nivel mundial. Las plantas, por otra parte, se utilizan con fines ornamentales.
Perfumes, jabones, pomadas y otros artículos son producidos a partir del aceite esencial de la lavanda. La cantidad que se obtiene de cada ejemplar varía de acuerdo a la especie, la época del año e incluso el tipo de destilación empleado.
Al aceite esencial del espliego, o Lavandula angustifolia, se le atribuyen cualidades desinfectantes, relajantes, antiparasitarias y cicatrizantes, por ejemplo. Se dice que el aceite de esta lavanda ayuda a combatir la cefalea, el insomnio, el dolor de garganta y el resfriado.
A la Lavandula latifolia se le adjudican propiedades similares. De acuerdo a la medicina tradicional, su aceite esencial es antiséptico y antibacteriano, por lo cual sirve para el tratamiento de picaduras, quemaduras y heridas. Las infusiones con flores secas de Lavandula stoechas o cantaueso, en tanto, serían antipiréticas según esta rama medicinal.
Cabe destacar que también se llama lavanda al color azulado que se asemeja al tono que exhiben las flores del espliego. Se trata de un violeta claro, popular en prendas de vestir y revestimientos.
Ya en la época del Antiguo Imperio Romano la gente usaba la lavanda (cuyo nombre científico es Lavanda officinalis) con fines terapéuticos; en aquellos tiempos, como complemento de baños relajantes, entre otras cosas, y en la actualidad, con un especial enfoque en el tratamiento contra el estrés mental y físico.
La lavanda suele encontrarse en arbustos próximos a las plantas de romero y tomillo, entre otras, y se diferencia inmediatamente por su color y su fragancia tan particulares. Para aprovechar al máximo sus propiedades, se recomienda recogerla durante las primeras horas del día. Para cosecha en casa, el mes clave es julio, momento del año en el que empieza la floración.
Para aprovechar sus beneficios en el ámbito de la medicina casera es posible preparar gotas o té de lavanda, y su aplicación puede ser externa o interna. El uso externo de la lavanda se enfoca en lavados que sirven para eliminar bacterias tales como la candidiasis, la tricomoniasis e infecciones en la vagina. También promueve el fortalecimiento del cabello en tratamientos contra la caída y combate dolores en varias partes del cuerpo, como ser el cuello, la espalda, los pies y la cabeza.
Beber la lavanda en forma de té puede ayudarnos a mejorar la digestión, aliviar problemas de tipo emocional como el insomnio, la ansiedad y el estrés, combatir la hipertensión y mejorar el funcionamiento general del sistema nervioso.
Todos estos beneficios que nos brinda la lavanda en la búsqueda de una vida sana y equilibrada son posibles gracias a sus propiedades, que se describen a continuación:
* antisépticas: por eso sirve para evitar infecciones y disminuir el sangrado de las heridas cuando se aplica en forma de gotas directamente sobre la zona afectada;
* antiinflamatorias: nos ayuda a superar lesiones tales como el esguince, tan común en los deportistas;
* relajantes: como se menciona más arriba, disminuye el insomnio, la ansiedad y el estrés;
* antioxidantes: mejora tu digestión;
* antivíricas y antibacterianas: para inflamaciones tales como la laringitis o la faringitis, entre otras, y para enfermedades como la bronquitis, la gripe y el resfrío, su acción es muy efectiva.