Definición de lascivia
La lascivia (del latín lascivia) es, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), la propensión a los deleites carnales. Se trata del deseo sexual o la lujuria sin control.
La lascivia implica la imposibilidad de controlar la libido, lo que puede derivar en una obsesión. Una persona con lascivia mira al prójimo de manera morbosa o con intenciones sexuales. Por ejemplo: “Ambos pasaron horas mirándose con lascivia hasta que se fundieron en un beso apasionado para perderse en la noche”.
La lascivia suele asociarse al deseo sexual.
El término también se encuentra relacionado con la desvergüenza y la lujuria. Las religiones, por lo tanto, condenan la lascivia y la asocian a las conductas indebidas y pecaminosas.
Lascivia y religión
El cristianismo, por ejemplo, intenta que los adolescentes y los jóvenes no caigan en lo que, según sus parámetros morales, sea un comportamiento lascivo. Algunos grupos cristianos consideran incluso que el baile se encuentra dentro de dicho grupo, sobre todo cuando se practica en discotecas, ya que incluye el contacto corporal entre diferentes personas en un contexto de descontrol, dada la baja de las defensas que genera el consumo de alcohol, en combinación con la intensidad de la música y la inclinación de la pista de baile.
La religión católica sostiene que la lascivia puede controlar la mente de los seres humanos y convertirlos en seres débiles y enfermizos, que se niegan a entregarse a Cristo, para en cambio ponerse en manos de una conducta que la Iglesia considera opuesta a sus principios. Según éstos, Dios mismo creó la sexualidad, pero no lo hizo para el disfrute del propio cuerpo, sino para unir a dos personas a través del matrimonio y asegurar que sientan la necesidad de procrear.
La libido sin control es la base de la lascivia.
Cualquier persona que quiera abrazar el cristianismo no tiene más que cumplir con una serie de mandatos, tales como doblegarse a la voluntad de un ser que jamás se ha atrevido a mostrarse ante las personas, reprimir cualquier deseo sexual que se escape de los límites del matrimonio, no sentir atracción por individuos del mismo sexo y, muy importante también, rechazar los lujos materiales. Es muy probable que la pedofilia y la construcción de una ciudad de oro también sean considerados lujuria, y que sean agregados en futuras revisiones de los preceptos cristianos.
Desde un punto de vista más amplio, se considera la lascivia como el apetito inmoderado de algo; es decir, no necesariamente tiene relación con la sexualidad. De esta forma, es posible hallar el término en un contexto materialista, denotando el deseo casi dañino de una persona por un bien.
La hipersexualidad
El trastorno caracterizado por el incremento repentino de la libido y el deseo incontrolable de practicar el sexo muy frecuentemente, se conoce como hipersexualidad o adicción al sexo. Si bien es posible que aparezca a causa ciertas complicaciones médicas o a la ingesta de determinados fármacos, generalmente se desconoce su origen. Se sabe, por otra parte, que algunos trastornos de la personalidad (tales como el bipolar) pueden alterar la conducta sexual de algunos individuos, así como lo hacen el consumir alcohol y otras sustancias de tipo adictivo.
Algunos especialistas del campo de la sexología no aceptan la hipersexualidad como una adicción, y tienden a asociarla a un comportamiento propio de la impulsividad y la compulsividad. Por lo general, quienes padecen este trastorno suelen estimular visualmente su deseo sexual más de lo común, reduciendo progresivamente el placer del orgasmo; la frustración lleva inevitablemente a la búsqueda de una experiencia nueva, que compense a la persona por las deficiencias de la anterior.
Cabe mencionar que un gran porcentaje de pacientes diagnosticados con hipersexualidad han sufrido de una fuerte represión sexual durante su infancia o su adolescencia. Por otra parte, atravesada cierta franja etaria, las razones suelen estar asociadas al miedo de la pérdida del vigor sexual.