Definición de lánguido
Del latín languidus, lánguido es un adjetivo que hace referencia a alguien flaco o fatigado, de apariencia débil. El término también puede referirse a un sujeto de poco espíritu o energía.
Por ejemplo: “El fornido hombre no dudó en golpear al lánguido muchacho, causándole serias lesiones”, “Algún día voy a ir al gimnasio y dejaré de ser tan flaco y lánguido”, “La belleza lánguida y la voluptuosidad suelen alternarse en las preferencias de los diseñadores”, “Me gustan los hombres lánguidos y altos”.
La languidez puede vincularse a lo físico o a lo espiritual. En el primer caso, suele asociarse a un tipo de belleza caracterizada por la delgadez, la palidez y las líneas finas. La languidez, de todas formas, es controversial como parámetro de belleza ya que puede promover conductas poco saludables. Si una chica de peso corriente quiere verse bella y lánguida, puede adoptar hábitos de alimentación que atentan contra la salud y contraer enfermedades como la bulimia o la anorexia.
En el sentido simbólico, lo lánguido está asociado a algo que carece de fuerza o que se muestra apagado, sin pasión ni capacidad de conmover o emocionar. Un ambiente social lánguido puede ser aquel donde la gente se trata con frialdad, no hay risas y existe una distancia emocional entre todas las personas.
En ocasiones, lo lánguido puede estar sometido a la subjetividad de quien se expresa. Un concierto de rock puede ser juzgado como entretenido y emotivo por una persona, pero como lánguido y desapegado por otra.
El peligroso aspecto lánguido
La anorexia es un enfermedad que afecta a un importante porcentaje de la población mundial, especialmente a las mujeres adolescentes escolarizadas. El número de jóvenes que acuden a las consultas de psiquiatría y atención primaria por casos de trastornos alimentarios es cada vez mayor.
El aspecto lánguido de muchas modelos de alta costura puede parecer artificial, poco saludable e incluso desagradable para muchos, pero hay algunas personas que ven esos flacos cuerpos como una meta, como el punto máximo de la belleza y se proponen conseguir una delgadez similar, comenzando así una carrera que nunca acaba.
La extrema delgadez parece nunca pasar de moda completamente, y muchas veces se presenta como sinónimo de belleza, fuerza, éxito, salud… En realidad, no representa otra cosa que morirse de hambre para caber en tallas que no se corresponden con la propia contextura. Contra esta sed de aspecto lánguido no hay campaña de los organismos de salud que valga.
Por otro lado, cabe mencionar que en las grandes pasarelas de importancia internacional no se realizan todos los controles obligatorios para asegurarse de que las y los modelos tengan un índice de masa corporal igual o superior al mínimo establecido por ley. De esta forma, el dinero y el poder manipulan una vez más la información que llega al pueblo, sin reparar en las terribles consecuencias que exponer cuerpos inertes como trofeos de belleza pueda causar.
Ante los ojos de los profesionales de la medicina, las modelos excesivamente flacas muestran un aspecto comparable con el de una persona anoréxica nerviosa, y entre los adjetivos que suelen usar para describir sus cuerpos se encuentran lánguido, cadavérico y andrógino. Es difícil de creer que alguien pudiera querer lucir un físico tan pobre y carente de vida, pero la multitud de casos de anorexia y bulimia indican que estos problemas lejos están de ser un mito o una batalla superada.
No hay que olvidar que los entornos en los que se muestran estos cuerpos malnutridos son muy anheladas, ya que suelen ir de la mano de salarios que se cuentan en millones y viajes por todo el mundo.