Definición de lactosa
Lo primero que vamos a hacer es descubrir el origen etimológico del término lactosa. En concreto, podemos determinar que procede del latín, más exactamente de “lac, lactis” que puede traducirse como “leche”.
Lactosa es el azúcar (formado por la glucosa y la galactosa) que está presente en la leche. Se trata de un disacárido que se halla en una proporción de entre el 4% y el 5% en la leche de las hembras de los mamíferos.
En el caso de los seres humanos, la correcta absorción de la lactosa requiere de la presencia de una enzima denominada lactasa (producida en el intestino delgado y sintetizada durante la infancia). Si el organismo presenta una escasa o nula cantidad de lactasa, la lactosa no puede ser asimilada de manera correcta y se producen diversas molestias.
La falta de lactasa genera lo que se conoce como intolerancia a la lactosa. Esto supone una imposibilidad para metabolizar la lactosa debido a una afección en las microvellosidades intestinales que se encargan de producir la lactasa.
Es posible distinguir entre la intolerancia permanente (hereditaria y determinada por la genética del individuo) y la intolerancia temporal o reversible (también conocida como intolerancia adquirida, se produce por una patología o una situación específica que puede curarse).
Además de todo lo expuesto, es importante conocer que existen diversos métodos para poder llevar a cabo el diagnóstico de lo que sería la intolerancia a la lactosa. Y es que algunos casos son difíciles de determinar y requieren sistemas específicos para hacerlo.
No obstante, nos encontramos con el hecho de que estos son los métodos más significativos al respecto:
• Test sanguíneo, a través del cual se permite conocer lo que es nivel de glucosa en sangre inicial y a partir de ahí la sobrecarga de lactosa que posee la persona en cuestión.
• Test genético. Entre los últimos sistemas establecidos para determinar la citada intolerancia se encuentra este que cada vez está siendo más utilizado para tal fin.
• Test de hidrógeno en el aliento, que en la actualidad es el método más empleado para conseguir los resultados más rápidos, eficaces y reales.
• Biopsia del intestino delgado. Sólo en casos muy concretos y específicos se apuesta por este otro sistema de detección de intolerancia a la lactosa que se puede realizar mediante una endoscopia o una esofagogastroduodenoscopia.
Los síntomas de la intolerancia a la lactosa se advierten después de ingerir productos lácteos o alimentos derivados de ellos. Entre estos síntomas pueden mencionarse los cólicos abdominales, la diarrea, el estreñimiento y las erupciones cutáneas. Como el nivel de producción de lactasa varía de una persona a otra, las características de la intolerancia a la lactosa y de los síntomas no son iguales en todos los casos.
No obstante, existen otros muchos síntomas que vienen a indicar que una persona sufre de intolerancia a la lactosa. En concreto, entre los mismos se encuentran los espasmos, la hinchazón abdominal, los gases, los vómitos, el nerviosismo, diversos trastornos del sueño, el cansancio, dificultades para concentrarse o cansancio.
El control de la dieta, por lo tanto, suele realizarse mediante pruebas de ensayo y error para determinar qué alimentos y en qué cantidades puede ingerir un sujeto sin experimentar reacciones adversas.