Definición de intoxicación
El origen etimológico del término intoxicación se encuentra en el latín. Concretamente podemos indicar que es el resultado de sumar tres componentes léxicos de dicha lengua como son los siguientes:
-El prefijo “in-”, que significa “estar adentro”.
-La palabra “toxicum”, que puede traducirse como “venenoso” o “tóxico”.
-El sufijo “-cion”, que se usa para indicar “acción y efecto”.
Intoxicación es el acto y la consecuencia de intoxicar: provocar un daño o trastorno a través de algo tóxico. Las sustancias tóxicas, en tanto, contienen algún tipo de veneno.
Entre las palabras que pueden funcionar como sinónimos de intoxicación hay que destacar algunas tales como perversión, envenenamiento, daño, vicio o emponzoñamiento. Por el contrario, entre sus antónimos tenemos que destacar a desintoxicación.
Se denomina intoxicación, de este modo, al resultado de ingerir o estar expuesto a un elemento tóxico. La persona intoxicada puede sufrir múltiples inconvenientes y, en situaciones extremas, hasta perder la vida.
Hay diferentes tipos de intoxicaciones. En algunos casos, la intoxicación es accidental: el sujeto consume o entra en contacto con el tóxico sin darse cuenta o de manera casual. Además existen las intoxicaciones voluntarias, cuando el individuo opta por ingerir la sustancia para alterar su estado de conciencia o provocarse la muerte.
La intoxicación por monóxido de carbono, por ejemplo, se desarrolla cuando dicho gas ingresa al organismo. Cuando una estufa no combustiona correctamente y su sistema de ventilación no funciona bien, produce monóxido de carbono que queda en el ambiente. Si una persona inhala este gas inodoro, padecerá una intoxicación capaz de provocarle el fallecimiento.
La intoxicación por arsénico, por otro lado, surge por acción de este elemento químico. El arsénico se emplea con distintos fines en diversas industrias: para fabricar herbicidas, fundir cobre, etc.
La intoxicación por plantas (que suele producirse cuando se consumen plantas tóxicas al desconocer sus características), la intoxicación etílica (causada por la ingesta excesiva de alcohol) y la intoxicación alimentaria (por lo general generada por la presencia de parásitos o bacterias en los alimentos) están entre las más frecuentes y requieren diferentes tratamientos según sus características.
La intoxicación alimentaria tenemos que exponer que se manifiesta a través de síntomas tales como los vómitos, las náuseas, la diarrea líquida, la fiebre e incluso a través de dolores. Por regla general, una intoxicación de ese tipo no requiere atención médica y desaparece por sí sola.
No obstante, hay casos en los que sí se requiere acudir a un centro de salud o incluso al hospital. En concreto, se hace necesario ponerse en manos de un profesional médico si los vómitos o las heces presentan sangre, si los dolores o calambres son muy fuertes, si la persona siente debilidad muscular y tiene visión borrosa e incluso si manifiesta síntomas claros de deshidratación.
Las personas que pueden sufrir más por un problema de intoxicación alimentaria son las embarazadas, los menores de edad, quienes tienen alguna enfermedad de tipo crónico e incluso los adultos ya mayores. Todos ellos forman parte de lo que se denomina grupos de riesgo.