Definición de insoluble
La idea de insoluble, proveniente de la lengua latina (insolubĭlis), hace mención a aquello que no se puede disolver. El verbo disolver, por otra parte, refiere a deshacer un compuesto a través de la disociación de sus componentes o, más específicamente, a separar las partículas que se introducen en un líquido para que se incorporen a él.
Cuando algo se puede disolver, recibe la calificación de soluble. La solubilidad, por lo tanto, es una cualidad de estas sustancias, que se disuelven en otros materiales denominados solventes.
Por el contrario, las sustancias que no se disuelven son mencionadas como insolubles. Es importante tener en cuenta que la solubilidad está vinculada a diversos factores, como la presión y la temperatura.
El aceite es insoluble en agua.
El agua y el aceite
El aceite, por ejemplo, es insoluble en agua. Si introducimos ambos líquidos en una botella y la agitamos, no lograremos crear una mezcla homogénea: siempre notaremos que las dos sustancias se mantienen separadas.
Esto se debe a que cada molécula de agua tiene un polo negativo y otro polo positivo, mientras que el aceite carece de polaridad (es neutro). De este modo, el aceite no se disuelve en el agua ya que no registra ni repulsión ni atracción por sus moléculas.
Lo insoluble como lo que no puede resolverse
El concepto de insoluble también se usa respecto a aquello que no puede aclararse o resolverse. Un economista, por citar un caso, puede sostener que la problemática de la desocupación es insoluble en una región debido a las características particulares del mercado.
Un sociólogo, en tanto, puede considerar que la violencia en una sociedad desigual también es un flagelo insoluble.
Sinónimos de cada acepción
Dado que esta palabra tiene dos significados bien definidos, sus sinónimos se deben agrupar en dos listas separadas. Con respecto a la idea que cobra en el ámbito de la química, podemos sustituirla por inseparable, indisoluble, resistente y firme.
Para su acepción como «algo imposible de resolver», en tanto, tenemos impenetrable, imposible, irresoluble, incomprensible e indescifrable. El antónimo más usado para el primer caso es soluble; en el segundo se pueden usar explicable y descifrable.
El repollo es un alimento con fibra insoluble.
Fibras insolubles
Este concepto también aparece en el ámbito gastronómico y es de gran interés para los expertos en nutrición. Se habla de fibras alimentarias para hacer referencia a un grupo de componentes que el aparato digestivo del ser humano no es capaz de digerir y, por lo tanto, causan efectos de gran importancia en el organismo. Se pueden dividir en las fibras solubles y las insolubles, según su grado de solubilidad en agua, y cada subgrupo tiene propiedades diferentes.
Para saber cuál nos conviene en cada caso y en qué alimento encontrarla, veremos a continuación algunos datos relevantes y sus principales diferencias. A grandes rasgos, podemos decir que las fibras solubles más conocidas son los mucílagos, las gomas y las pectinas, mientras que las insolubles que destacan son la hemicelulosa, la lignina y la celulosa.
Los alimentos en los cuales podemos encontrar la fibra insoluble son los frutos secos, la uva, el brócoli, el repollo, la acelga, la espinaca, las semillas, el salvado de trigo y la lechuga. La soluble, en cambio, está presente en la zanahoria, los cítricos, la manzana y la cebada.
Control del colesterol
Las fibras insolubles son muy efectivas en el control de los niveles de colesterol en sangre, gracias a su unión con los ácidos biliares para potenciar su excreción. De las mencionadas anteriormente, la más recomendada en este caso es la lignina. El estreñimiento es otra de las condiciones que pueden tratarse a través del consumo de fibra insoluble.
Por otro lado, la fibra soluble produce un retraso en el vaciamiento gástrico, gracias a lo cual el período entre cada comida y la elevación de glucemia se reduce. Los individuos que necesiten controlar el nivel de glucosa pueden encontrar en la fibra soluble un producto ideal.