Definición de insaciable
Con origen etimológico en el vocablo latino insatiabĭlis, el adjetivo insaciable se utiliza para calificar a aquel o aquello que no puede saciarse. El verbo saciar, por su parte, alude a cumplir o satisfacer un deseo o a calmar la sed o el hambre por completo.
Por ejemplo: “Este hombre es insaciable: ya engulló cuatro hamburguesas y una pizza y sigue hambriento”, “El Estado es insaciable, siempre necesita más dinero”, “El futbolista, insaciable, quiero ganar otro título y va por un nuevo récord”.
Los usos más habituales del término insaciable se asocian a la comida y al sexo. Las personas que ingieren alimentos sin control y que nunca se “llenan” son insaciables, al igual que las que sienten ganas de mantener relaciones íntimas en todo momento.
En el terreno del deporte, se define como insaciable al competidor que, pese a haber ganado muchos trofeos, siempre se plantea como objetivo seguir obteniendo triunfos y consiguiendo otros logros. Un tenista que lleva varios años en el primer puesto del ranking mundial y que sigue entrenando todos los días en doble turno para estar en óptimas condiciones físicas y técnicas y así sumar más conquistas, es insaciable.
Cuando, en un incendio, el fuego avanza sin control, es habitual que los periodistas lo mencionen como insaciable. En este caso, el concepto se asocia a que el fuego parece no conformarse con lo que consumió y continúa expandiéndose.
Es importante señalar que esta palabra no es muy común en el habla cotidiana, aunque tampoco se trata de una propia del lenguaje elevado. Sencillamente, las situaciones necesarias para crear un contexto en el que tenga sentido no ocurren todos los días. Por esta razón, veremos algunos de sus sinónimos más destacados, entre los cuales se encuentran ciertos términos de uso más frecuente: ávido, ansioso, glotón, voraz, tragaldabas, tragón, tripero y ambicioso. Dos de sus varios antónimos son harto y satisfecho.
Con respecto a los casos en los que podemos recurrir a este vocablo para adjetivar a una persona, es necesario decir que existen dos extremos bien definidos, con un sinfín de matices en el medio: en un vértice están aquellos individuos que desde hace mucho tiempo se han mostrado insaciables en uno o más aspectos de sus vidas; en el otro se encuentran quienes de pronto exhiben un comportamiento insaciable que llama la atención de su entorno.
Esta distinción también nos sirve para entender que el adjetivo insaciable no siempre describe un rasgo permanente en la personalidad de un individuo, sino que muchas veces se trata de una fase, de un estado pasajero que surge por cuestiones tales como el estrés, los problemas emocionales o económicos. Si una persona se muestra insaciable a la hora de comer es probable que exista un problema de fondo ya que la alimentación es una de las actividades naturales de nuestro organismo y deberíamos llevarla a cabo solamente para saciarnos y devolverle la energía que ha invertido.
El punto en el que por naturaleza deberíamos dejar de comer es precisamente cuando alcanzamos la saciedad, cuando el cuerpo nos indica que ya no tenemos la necesidad de continuar ingiriendo alimentos. Algo similar ocurre con las relaciones sexuales: una vez que llegamos al punto máximo de placer, resulta natural relajarse y disfrutar de las sensaciones que atraviesa nuestro organismo; una persona insaciable sexualmente no se permite estos momentos de tranquilidad sino que persigue el orgasmo sin cesar, hasta que llega un punto en el que ya no disfruta.
La idea de insaciable, por último, aparece en varias obras cinematográficas, televisivas y literarias, como la película mexicana “La insaciable”, la novela “Los insaciables” (“The Carpetbaggers” en su idioma original) del estadounidense Harold Robbins y el filme argentino “Insaciable”.