Definición de inmaterial
El primer paso que vamos a dar es determinar el origen etimológico del término inmaterial que nos ocupa. En este sentido, hay que subrayar que procede del latín, en concreto, de la palabra “inmaterialis”, que puede traducirse como “que no es físico” y que se encuentra compuesta de cuatro partes claramente diferenciadas:
• El prefijo “in-“, que significa “sin o no”.
• El vocablo “mater”, que es equivalente a “madre o materia”.
• La partícula “-ia”, que se usa para indicar “cualidad”.
• El sufijo “-al”, que sirve para establecer que algo es “relativo a”.
Inmaterial es un adjetivo que se refiere a lo no material. Lo inmaterial, por lo tanto, puede asociarse a lo espiritual, abstracto, imaginario o ideal.
Por ejemplo: “Hay una razón inmaterial que me lleva a esta ciudad una y otra vez”, “El amor es inmaterial: cuando una relación se basa en el dinero, no existe el amor”, “El Padre Manuel siempre se ha guiado por lo inmaterial, sin buscar más recompensa que la paz de su espíritu”.
Es sencillo comprender el concepto de inmaterial al oponerlo a cosas materiales. Puede decirse, en este sentido, que los sentimientos y las emociones son inmateriales, aunque pueden tener manifestaciones o consecuencias físicas. Veamos: la alegría es inmaterial, pero puede traducirse en una sonrisa que implica un cierto gesto y un movimiento de los labios que pueden advertirse con sólo observar a la persona alegre. Una persona que experimenta una profunda tristeza, en cambio, puede reflejarlo con lágrimas y suspiros.
El alma, por otra parte, es una entidad inmaterial que poseen los seres vivos. Aunque su definición varía de acuerdo a cada cultura o filosofía, el término se asocia a la esencia de cada persona que es concedida por Dios.
Se conoce como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a aquellos bienes culturales no tangibles que son protegidos por la UNESCO. De esta manera, esta organización se encarga de proteger manifestaciones culturales que son muy importantes para el hombre pero cuya esencia trasciende un soporte material, como la cetrería, el tango o la caligrafía china.
En la década de los años 90 fue cuando se produjo el nacimiento de ese término y del trabajo de la UNESCO en pro de proteger diversos aspectos culturales de la humanidad. En ese sentido, para conseguir que una manifestación cultural sea considerada como tal se requiere que se presente la correspondiente candidatura. A partir de ahí un jurado experto y cualificado es el encargado de analizar aspectos o valores referentes a aquella, tales como a su presencia en el mundo o su historia.
Otro de los más importantes ejemplos de manifestaciones que han sido declaradas como tal es el flamenco, un estilo de danza y de música que es típico de España y que tiene su origen en el siglo XVII. Concretamente en Andalucía fue donde nació aquel, que hoy despierta un gran interés en todo el mundo como así lo demuestra el éxito que tienen los espectáculos de artistas flamencos como el cantaor José Merce o la bailaora Sara Baras.