Definición de inhumación

En el latín es donde podemos establecer que se encuentra el origen del término inhumación. En concreto, emana de “inhumatio”, que puede traducirse como “acción y efecto de poner bajo tierra” y que es el fruto de la suma de varios componentes léxicos de dicha lengua:
-El prefijo “in-”, que es equivalente a “no” o “sin”.
-El sustantivo “humus”, que puede traducirse como “tierra”.
-El sufijo “-cion”, que se emplea para indicar “acción y efecto”.

La acción de enterrar los restos mortales de un individuo es conocida como inhumar. Al acto y resultado de inhumar, en tanto, se lo denomina inhumación.

Enterramiento, sepelio, sepultura o entierro son las tres principales palabras que funcionan como sinónimos de inhumación. Por el contrario, entre sus antónimos está exhumación.

La inhumación se concreta cuando el cadáver de una persona es enterrado. Se trata del método más usual para disponer el cuerpo tras la muerte: los restos se colocan en un ataúd, el cual se ubica en un nicho, en una cripta o se lo sepulta. También existe la posibilidad de la incineración.

Es importante mencionar que el fallecimiento da lugar a diversas ceremonias que dependen de la cultura y que suelen variar con la época. Muchas veces se realiza un velatorio, que es una reunión de los seres queridos del difunto, quienes se juntan para rendirle homenaje y despedirlo. Una vez que el velatorio concluye, el muerto es trasladado al cementerio para su inhumación o cremación.

De todas formas, los rituales funerarios pueden diferir mucho entre sí. La religión juega un papel muy importante: en algunas el cadáver es amortajado e inhumado directamente.

Los momentos previos a la inhumación, en definitiva, tienen mayor o menor relevancia según factores culturales, históricos, religiosos e incluso personales. Hay individuos que dejan constancia de su decisión de no tener velatorio y que hasta piden evitar la inhumación, optando por ser cremados.

En concreto, entre los ritos de inhumación más habituales o conocidos podemos destacar los siguientes:
-En el cristianismo, el cuerpo es enterrado dentro de un ataúd y es habitual que este se rocíe con agua bendita por parte del sacerdote.
-En el islam, la persona fallecida es lavada en varias ocasiones y también perfumada para, a continuación, envolverla en una sábana de color blanco. Se coloca una piedra debajo de su cabeza al enterrarse y la parte derecha de aquella está orientada a La Meca.
-En el caso del judaísmo, el cuerpo del muerto es lavado y se cubre con un sudario. Luego se introduce en un ataúd y se procede a enterrarse.
-En el hinduismo se lava al fallecido y se viste con ropa nueva y posteriormente se procede a su incineración en una pira. Sus cenizas son esparcidas en el río Ganges o en otra zona donde haya agua.

En un sentido práctico y desprovisto de implicancias más profundas, la inhumación supone una medida que define el destino de los restos del fallecido. Al ser inhumado en un determinado cementerio, el sujeto reposará ahí para siempre a menos que alguien decida lo contrario y lo lleve a otro sitio.

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