Definición de ingresos
Del latín ingressus, ingreso es la acción de ingresar o el espacio por donde se entra. Por ejemplo: “El ingreso está prohibido para menores de 18 años”, “Ante una multitud que lo aclamaba, el tenista tuvo un ingreso triunfal al estadio”, “Disculpe, el ingreso se realiza por la otra puerta”, “Con el ingreso de García en lugar de Ramírez, el equipo regresó al campo de juego”.
Teniendo en cuenta ese significado, tenemos que subrayar que este término es muy utilizado en el ámbito hospitalario. Así, cuando una persona acude al servicio de urgencias de un hospital se le realiza una ficha de ingreso donde se establecen sus datos personales, la hora en la que entró en el centro sanitario y la dolencia con la que llegó.
De la misma forma, también se recurre a utilizar la palabra ingreso cuando se viene a hacer mención a que una persona en concreto ha acudido al hospital porque va a someterse a una intervención quirúrgica y previamente tiene que presentarse en él para que se le realicen unas pruebas y para que se le asigne una cama.
Todo ello sin pasar por alto que también se usa aquel término para dejar patente que una persona ha comenzado a trabajar en una empresa o que ha sido admitido en un centro educativo donde va a continuar con su formación de cara a lograr un buen futuro.
En sentido económico, los ingresos son los caudales que entran en poder de una persona o de una organización. Un sujeto puede recibir ingresos (dinero) por su actividad laboral, comercial o productiva: “Trabajo diez horas por día pero los ingresos no me alcanzan”, “La fuerte demanda nos permitió incrementar los ingresos de la compañía y aumentar los salarios”, “Me gustaría ahorrar para comprar un coche pero, con estos ingresos, es casi imposible”.
En este sentido, es importante establecer que el término que estamos analizando siempre se suele utilizar en contraposición a lo que sería su antónimo: los gastos. Así, ambos elementos se emplean para poder determinar si la actividad profesional de una persona le es rentable o no. Para ello se suman todos los gastos que ha realizado por un lado y por otro lado los ingresos. Luego se procederá a restar ambas cifras para ver si ha obtenido beneficios, si podrá ahorrar, o si, por el contrario, ha perdido dinero.
En una economía capitalista, el nivel de ingresos está asociado a la calidad de vida. A mayores ingresos, más consumo y ahorro. En cambio, con ingresos escasos o nulos, las familias no pueden satisfacer sus necesidades materiales.
Los ingresos de un Estado se conocen como ingresos públicos y se generan a partir del cobro de impuestos, la venta o alquiler de propiedades, la emisión de bonos y las utilidades de las empresas públicas, entre otras actividades. Estos ingresos permiten el desarrollo del gasto público.
Entre las distintas clasificaciones de los ingresos, pueden mencionarse los ingresos ordinarios (que se obtienen de forma habitual y previsible, como el salario) y los ingresos extraordinarios (recibidos a partir de un suceso especial, como un regalo monetario).