Definición de infografía

El término infografía proviene de Infographie, una marca registrada. El concepto se emplea para aludir a una técnica centrada en el desarrollo de imágenes a través de una computadora (ordenador). Por extensión, se llama infografía a la imagen que se obtiene mediante este procedimiento.

En la actualidad las infografías suelen emplearse para representar información de manera visual o gráfica. Se trata de un recurso muy popular en los diarios y en las revistas como apoyo de los textos.

Las infografías incluyen signos lingüísticos y signos no lingüísticos. Las palabras escritas, de este modo, se combinan con ideogramas, pictogramas y otros recursos. La intención suele ser facilitarle al lector la comprensión de los datos.

Puede decirse que la infografía tiene un objetivo didáctico. Al resumir o complementar el texto, se espera que funcione como un mecanismo de acceso rápido a lo más importante de la información.

A nivel general, las infografías más comunes tienen un gráfico en su centro, mientras que en los alrededores se presentan textos y otros dibujos. En formato digital, pueden ser interactivas.

Supongamos que, en la sección económica de un diario, se publica un informe sobre la inflación del último trimestre en un país, con detalles de los productos que han atravesado un mayor aumento de precio. El medio incluye junto al texto una infografía donde las cifras son presentadas a través de un gráfico de barras y los productos son simbolizados con imágenes (un sándwich para representar a los alimentos, una lámpara o bombilla como símbolo de la tarifa de los servicios públicos, etc.).

Consejos para hacer una infografía

El primer paso antes de adentrarse en el diseño de una infografía es plantearse los objetivos de forma definida. Todo comienza con un problema, entendido como una serie de obstáculos que debemos superar para alcanzar la meta (en este caso, la comunicación con el lector).

La audiencia recurre a la infografía con el deseo de aprender algo específico, y debemos esforzarnos para que lo consiga. Partiendo del problema principal, deberemos formularnos una serie de preguntas relevantes, ordenadas en una pirámide jerárquica. Éste será el esqueleto de la infografía, alrededor del cual elaboraremos el contenido.

Habiendo llegado a este punto, podemos buscar los datos para incluir en la infografía, tomando como referencia las preguntas antes planteadas, ya que el objetivo es responderlas todas. Algunas personas pueden no necesitar este paso de investigación, ya que conocen toda la información que necesitan; sin embargo, nunca está de más contrastarla para brindar un resultado fiable y sólido.

Con todo esto, ya podemos idear el diseño, y esto incluye varios aspectos, como ser la estética general, los elementos que usaremos y su organización dentro del gráfico. Los datos son tan importantes como la forma en la que los presentemos. Todo esto, además, se encuentra íntimamente ligado al tipo de contenido y al público que lo consumirá. Por ejemplo, normalmente los términos y conceptos conocidos por todos no requieren una definición, como sí los técnicos o menos comunes; sin embargo, si la audiencia está compuesta únicamente por profesionales altamente capacitados en un área específica, probablemente podamos pasarla por alto.

Con respecto al modo en el cual presentamos los datos, existen ciertos recursos que potencian el impacto que producen en el público, como ser las tablas comparativas. Es más difícil recordar un valor aislado que una comparación en la cual se contrastan dos o más, en especial si al menos uno de ellos es más cotidiano. En este marco también entran los patrones y los grupos, ya que la asociación de los conceptos también nos facilita la memorización gracias a que entran en juego las relaciones entre ellos y esto los vuelve más tangibles.

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