Definición de inenarrable
La etimología de inenarrable nos lleva al vocablo latino inenarrabĭlis. El concepto, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), hace referencia a lo inefable: aquello que no puede ser explicado a través de las palabras.
Lo inenarrable, por lo tanto, no se puede narrar (contar, referir, describir). Por ejemplo: “Al abrir la puerta del cuarto, me encontré con una escena inenarrable”, “Entiendo que la víctima está sufriendo un dolor inenarrable y por eso creo que el Estado debe brindarle su respaldo”, “El fenómeno natural provocó una tragedia inenarrable en toda la región”.
Supongamos que a un periodista le encargan la crónica de un crimen horrendo, en el cual un niño fue torturado y asesinado de la manera más cruel por su propio padre. Al conocer las características de lo sucedido, el cronista se ve en aprietos ante la dificultad de poner en palabras todo lo que genera un asesinato tan despiadado y macabro. ¿Cómo se califica al responsable, de qué manera se describe lo que pasó sin caer en el morbo…? Por este tipo de cuestiones se puede afirmar que el crimen en cuestión es inenarrable, más allá de la obligación del cronista de informarlo de la manera más profesional posible.
Por otra parte una joven que, luego de esforzarse durante cuatro años, consigue graduarse de la universidad, puede afirmar que siente una felicidad inenarrable. La muchacha es consciente de los sacrificios que realizó para cumplir con su objetivo: por eso, al llegar a la meta, experimenta una enorme satisfacción que le cuesta expresar.
Nos encontramos ante un término poco común en el habla cotidiana, y por eso resulta muy útil echarles un vistazo a sus sinónimos para conocer ciertos matices de sus significados que nos ayuden a entender con mayor amplitud la forma de usarlo en cada situación. Entre los más comunes se encuentran los siguientes: inexpresable, indescriptible, admirable e impresionante.
En el extremo opuesto tenemos una serie de antónimos que también pueden colaborar con la definición de inenarrable gracias al contraste semántico: común, corriente, vulgar, frecuente, usual, habitual, lógico, natural, esperable, regular, razonable, normal, ordinario y descriptible. Como podemos observar, no cabe duda de que lo inenarrable no podemos ponerlo en palabras, o bien nos causa sentimientos y sensaciones tan horribles que vuelve muy difícil esta tarea.
Si retomamos el ejemplo del periodista que debe enfrentarse a un crimen espantoso para elaborar una crónica, es razonable que el maltrato y posterior asesinato de un niño sea una imagen que ninguna persona sana quiera tener en su cabeza. Como responsable de divulgar los datos de este suceso, es muy difícil tomar la decisión de ponerlos en palabras e incluso puede costarle a nivel emocional. Si, en cambio, se tratase de un asalto a mano armada en una tienda de tecnología, su labor sería considerablemente más fácil.
A lo largo de nuestra crianza la sociedad nos impone muchas estructuras que se asientan en nuestra mente como base de todo lo que construimos. Nos enseñan que la violencia debería ser el último recurso y que jamás deberíamos usarlo contra alguien más débil, especialmente si se trata de una criatura. Bloqueamos esta posibilidad a tal punto que una situación así se vuelve inenarrable para nosotros, porque nunca la consideramos.
En palabras del escritor español Francisco Umbral, deberíamos poder expresar todas las cosas a través de la palabra. Umbral nació en Madrid en el año 1932 y se dedicó a la escritura a través de varios géneros, pasando por la poesía, el ensayo, la novela y la biografía, sin dejar de lado el periodismo. Entre sus obras más conocidas podemos mencionar los libros Teoría de Lola y otros cuentos, Si hubiéramos sabido que el amor era eso, Ramón y las vanguardias y Crímenes y baladas.