Definición de incentivo
Incentivo, del latín incentivus, es aquello que mueve a desear o hacer algo. Puede tratarse algo real (como dinero) o simbólico (la intención de dar u obtener una satisfacción).
Para la economía, un incentivo es un estímulo que se ofrece a una persona, una empresa o un sector con el objetivo de incrementar la producción y mejorar el rendimiento. Por ejemplo: a un trabajador se le ofrece un incentivo de 200 dólares al mes si logra alcanzar una determinada cuota de venta. Un incentivo para una empresa podría ser el recorte de impuestos en caso de que contrate nuevos trabajadores.
La acción humana suele regirse por incentivos, muchos de los cuales existen a nivel inconsciente. Cada vez que una persona realiza una determinada actividad lo hace con un fin que, de una forma u otra, le brindará satisfacción. Dicho fin es el incentivo que moviliza el accionar.
El incentivo puede tratarse de la estimulación que se le otorga a un individuo por su buen desempeño en cualquier ámbito (laboral, afectivo, etc.) con la intención de que se esfuerce por mantenerlo. Se trata, por lo tanto, de una recompensa.
Nuestra vida cotidiana suele presentar unos cuantos incentivos, de diferentes magnitudes, que nos impulsan a seguir adelante. Cuando un niño se esfuerza por alcanzar un buen rendimiento escolar no solo busca su propio desarrollo personal e intelectual, sino que también es probable que ansíe la reacción de sus padres o tutores, la satisfacción y el orgullo en sus miradas.
Programa de incentivos
Se denomina programa de incentivos (PDI) a una campaña sistemática que se dirige a individuos y equipos para mejorar el entorno y el rendimiento de una compañía. Algunos de sus objetivos puntuales son: la promoción de ciertas acciones o hábitos en particular; encausar a los participantes hacia un fin dado; la integración de estrategias relacionadas con la motivación del personal; poder medir los resultados obtenidos de una actividad determinada.
A propósito del último punto, es importante señalar que todo PDI debe tener un fin específico y bien definido, para que quienes lo dirijan sean capaces de estudiar sus resultados. A la hora de diseñar un programa de este tipo, es fundamental hallar la motivación más adecuada, para obtener el mejor rendimiento posible de sus participantes.
Una compañía que se dedica a diseñar PDIs debe cumplir ciertos requisitos para que su oferta resulte confiable a sus potenciales clientes: especializarse en este campo; estar aliada con operadores logísticos y contar con una plataforma personalizable de administración y diseño de los catálogos de incentivos; poseer una tienda en línea que permita la distribución adecuada de sus programas. Es importante, asimismo, que un programa de incentivos sea administrado como parte de un plan de mayor magnitud y que ofrezca la continuidad y la asistencia necesarias a sus clientes.
Cabe mencionar que los PDIs han sabido mantenerse vigentes durante las épocas de mayor crisis económica de las últimas décadas, a diferencia de otros servicios, tales como estrategias tradicionales de marketing y ventas. Diversos estudios han probado que aquellas compañías que han sabido capacitar y motivar a sus trabajadores durante los momentos de recesión son las que mejor han sabido recuperarse, las que más fuerza han demostrado para resurgir y recuperar la porción del mercado que les pertenecía.
Se sabe que una empresa es movida por un grupo de personas, de seres vivos, independientemente de sus conocimientos y de sus puestos en la jerarquía del organigrama. Por esta razón, no se debe olvidar que el mejor camino para aumentar su rendimiento es entablar una relación que exceda los límites del salario; es ahí donde aparecen los beneficios de un plan de incentivos, ya que un ser humano motivado es capaz de dar todo de sí por un proyecto.