Definición de recompensa
Recompensa es la acción y efecto de recompensar y aquello que sirve para eso. Este verbo, por otra parte, refiere a retribuir un servicio, premiar un mérito o compensar un daño.
Por ejemplo: “El gobierno ofrece una recompensa de 100.000 pesos a quien aporte datos sobre el paradero del asesino”, “Un empresario perdió a su perro y está dispuesto a pagar una recompensa millonaria a la persona que lo encuentre”, “Para muchas personas, la lealtad es la mayor recompensa que piden de una relación”.
La recompensa suele ser un incentivo ofrecido para la realización de una determinada tarea. En este sentido, el concepto está asociado a un premio o un estímulo. Es habitual que se ofrezca recompensa a quien contribuye a la captura de un fugitivo o a la recuperación de una persona o cosa.
En estos casos, la recompensa generalmente está constituida por una suma de dinero. El Gobierno estadounidense suele apelar a este tipo de procedimientos; un ejemplo muy resonado tuvo lugar durante la persecución de Bin Laden.
Por lo general, cuando se pierde un animal de compañía (también llamado mascota), sus tutores humanos suelen ofrecer una recompensa económica a quien lo encuentre y lo lleve de vuelta a su hogar. La desesperación propia de la separación inesperada de un ser querido nos lleva a hacer cualquier cosa por recuperarlo, y el dinero suele incentivar a muchas personas sin corazón a ayudar a los demás; por otro lado, recuperar a un amigo es también una recompensa, por lo cual se trata de un premio que da lugar a otro.
Una recompensa también puede ser algo simbólico y no material. Muchas veces se habla de recompensa espiritual cuando una persona tiene un determinado gesto o conducta y no espera dinero u objetos a cambio, sino que simplemente desea sentir la satisfacción de hacer lo correcto o de ayudar al prójimo.
De esta forma, un hombre que viaja a la selva para ayudar a una población indígena no pretende recibir dinero, sino que su recompensa es poder colaborar con quienes más lo necesitan. Del mismo modo, los santuarios de animales son espacios que dan hogar a todas aquellas criaturas que han sufrido maltrato físico y emocional, tales como los animales de matadero; la recompensa que esperan obtener quienes trabajan cara a cara con estos maravillosos seres es su felicidad, ver en sus ojos la tranquilidad de saber que nadie volverá a explotarlos.
Ya sea material o espiritual, los seres humanos solemos movernos esperando una serie de resultados definidos, aunque no siempre seamos conscientes de ello; buscamos una recompensa en todo lo que hacemos, tanto en las acciones altruistas como en las egoístas, ya que es a través de esta devolución que podemos poner fin a un proceso y dar un paso adelante.
Esta necesidad de obtener una recompensa no debe malinterpretarse. Esperar algo, material o no, a cambio de nuestro esfuerzo no significa que nuestras intenciones sean retorcidas o que carezcan de sinceridad: si observamos la vida con detenimiento, ninguna acción, ningún fenómeno tiene lugar sin un fin determinado. Esto se puede apreciar en cuestiones tan básicas como la alimentación, sin la cual no podemos vivir, y la misma supervivencia es la recompensa que esperamos a cambio de llevarla a cabo.
En el caso de los actos altruistas, si bien se caracterizan por una entrega desinteresada, no dejan de ofrecer alegría y paz interior a quienes los realizan. Sentirse a gusto con uno mismo es una recompensa, quizás la más grande a la cual podemos aspirar a lo largo de nuestro paso por la Tierra, y resulta imposible ayudar a los demás seres vivos sin obtener esta sensación tan gratificante.