Definición de imagen pública

La representación, figura, apariencia o semejanza de algo se conoce como imagen. Este término, que procede del vocablo latino imago, también refiere a la representación visual de un objeto que se realiza a través de técnicas de la fotografía, la pintura, el diseño, etc.

Público, por su parte, es un adjetivo que hace mención a aquello que es manifiesto o notorio, o que es visto o sabido por todos. Lo público también se asocia a lo perteneciente o relativo al pueblo.

Estas definiciones nos permiten comprender la noción de imagen pública, que señala la representación o figura de una persona o una entidad que realiza una sociedad. Esto quiere decir que la imagen pública se compone del conjunto de rasgos reconocidos por la comunidad.

Por ejemplo: “La imagen pública de Cristiano Ronaldo suele ser cuestionada por sus polémicas declaraciones”, “La clase política debería esforzarse por mejorar su imagen pública”, “La denuncia dañó la imagen pública del artista”.

La imagen pública se construye a partir de acciones y conductas que son advertidas por la población. Por eso su construcción está influida por los medios de comunicación masiva, ya que ellos son los encargados de transmitir lo dicho y hecho por una personalidad o una organización a la sociedad. Un medio de comunicación, por lo tanto, puede encargarse de mejorar o perjudicar la imagen pública de alguien.

Cabe destacar que la imagen pública puede variar de la imagen privada o íntima de una persona. Un cantante que suele aparecer en televisión hablando de sus obras de caridad puede tener una imagen pública positiva, ya que la gente recibirá información sobre su acción solidaria. Sin embargo, ese mismo cantante puede ser violento en el hogar y contratar empleados en negro sin que la sociedad lo sepa.

En algunos casos, cuando las actitudes que una persona famosa tiene en su intimidad no representan invasiones a la privacidad de nadie ni faltas de respeto o abusos de poder, no es verdaderamente importante si su imagen pública difiere significativamente de la privada. De hecho puede llegar a ser muy positiva esta diferencia, especialmente si su accionar es observado de cerca por niños o adolescentes de muchas partes del mundo, ya que de su conducta pública puede depender en gran parte el desarrollo de sus admiradores más jóvenes.

Para muchos, lo que realmente debe interesarnos de los famosos es, a parte de su desempeño en el área que los ha consagrado, su comportamiento frente a las cámaras, los mensajes que dé en sus apariciones públicas y no exactamente lo que haga en su vida privada. De todas formas, esto tiende a perder peso cuando salen a la luz acusaciones de actos violentos: es muy difícil respetar a una persona que en su tiempo libre comete crímenes.

Pero la imagen pública no existe como una forma de tergiversar la verdad y ocultar el lado oscuro de las personas; por el contrario, es un recurso para simplificar su verdadera imagen, dejando a un lado todas las capas que sólo alguien cercano puede entender y apreciar, y creando un personaje más accesible a las masas, que consista principalmente del desempeño de una actividad conocida por todos, como por ejemplo un deporte, una disciplina artística o una ciencia.

Conseguir una imagen pública que no despierte controversias es muy difícil, pero no imposible. Más de una estrella ha logrado establecer ciertos límites a la prensa para evitar que se adentren en sus vidas privadas, principalmente a través de una conducta intachable, sin encontronazos con la ley, y han llevado carreras exitosas pero tranquilas. Tres ejemplos de diferentes campos son el actor Matt Damon, la cantante y actriz Barbra Streisand y la mezzosoprano italiana Cecilia Bartoli.

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