Definición de idealizar

Idealizar es un verbo que alude a la acción que consiste en engrandecer algo o a alguien más allá de sus características reales. Se trata de un proceso vinculado al uso de la fantasía para encumbrar o enaltecer a una persona o a alguna cuestión.

Al idealizar a un individuo, se exageran sus virtudes y se minimizan o descartan sus cualidades negativas. Esto quiere decir que quien idealiza a otro sujeto le confiere un grado de perfección que, en realidad, ningún ser humano posee.

El acto de idealizar también supone ubicarse en una posición de inferioridad. Al considerar que el otro es “perfecto”, resulta imposible ponerse a su nivel. Por eso este proceso psicológico es frecuente en quienes tienen una autoestima baja.

Sin llegar a lo patológico, es habitual idealizar a la pareja, sobre todo cuando se inicia la relación romántica. Una persona enamorada es posible que encuentre atractivo e interesante cada rasgo del otro. Si esa perfección que se le atribuye al novio/a o esposo/a se mantiene en el tiempo, se puede generar una dependencia emocional y finalmente sufrir una decepción ya que es imposible que alguien esté a la altura de lo ideal.

Como casi todas las clases de relaciones que pueden entablar los seres vivos, aquellas en las que tiene lugar la idealización no son todas iguales sino que existen diferencias en varios aspectos, tanto en la actitud de cada individuo como en las características del entorno.

Comencemos por el rol de quien es idealizado. No siempre se trata de una persona que provoque esta forma de ser apreciada por el otro; de hecho, en muchos casos ni siquiera el sujeto se alegra de ser idealizado. Esto se da especialmente en los casos en los que la otra persona tiene una autoestima muy baja y busca una amistad u otro tipo de vínculo con alguien «opuesto», que sea muy seguro de sí mismo y a quien pueda considerar perfecto para sentirse protegido.

Por otro lado se encuentran los individuos que sí provocan o disfrutan de ser idealizados. En estos casos también varía la actitud del otro, pero lo importante es que el receptor de la admiración en exceso alimenta este ciclo de distorsión o bien consigue que tenga lugar. Es importante señalar que los conceptos de alta o baja autoestima pueden parecer muy fáciles de entender en la teoría, pero llevados a la práctica resultan mucho más difíciles de reconocer en perfiles reales.

En una conversación informal podemos asegurar sin ningún tipo de basamento científico que los individuos que tienden a idealizar a otros tienen una baja autoestima y viceversa. Sin embargo, pueden darse muchas variaciones de este modelo básico, llegando incluso al opuesto. La persona que busca ser considerada perfecta suele esconder un profundo complejo de inferioridad, aunque se muestre con aires de superioridad en su entorno. Esta lucha interna entre dos polos opuestos genera un carácter muy difícil de soportar, tanto para ella como para los demás.

Idealizar a alguien también exige las condiciones propicias en el entorno. Los niños suelen idealizar a sus mayores durante los primeros años, precisamente porque los protegen de los «peligros» que los rodean, aunque más no sea una silla demasiado alta o unas tijeras. En un caso diferente, donde el sujeto entienda que el otro no es tan útil o donde pueda ver con claridad sus defectos, la idealización no tiene tantas probabilidades de concretarse.

La noción de idealizar también puede referirse a la elevación de algún elemento sobre la realidad perceptible a través de la imaginación o mediante un mecanismo de la inteligencia. Esta idealización suele desarrollarse en el terreno de la ciencia cuando, para facilitar la comprensión de un modelo, se asumen como reales ciertos hechos modelados que ya se sabe que son falsos.

Definición siguiente →