Definición de idealismo

La noción de idealismo posee dos grandes acepciones. Por un lado, se emplea para describir la posibilidad de la inteligencia para idealizar. Por otra parte, el idealismo se presenta como un sistema de carácter filosófico que concibe las ideas como el principio del ser y del conocer.

El idealismo de perfil filosófico, por lo tanto, sostiene que la realidad que se halla fuera de la propia mente no es comprensible en sí misma, ya que el objeto del conocimiento del hombre siempre es construido a partir de la acción cognoscitiva.

Puede decirse entonces que el idealismo se opone al materialismo, una doctrina que asegura que la única realidad es la materia. Los idealistas subjetivos creen que la entidad en sí es incognoscible, pero la reflexión brinda la posibilidad de acercarse al conocimiento. Para los idealistas objetivos, en cambio, el único objeto que puede conocerse es aquel que existe en el pensamiento del individuo.

Es posible distinguir, de acuerdo al idealismo, entre el fenómeno (el objeto que puede conocerse de acuerdo a la percepción de los sentidos) y el noúmeno (es decir, los objetos en sí mismos, con sus propias características naturales). La realidad está conformada por el contenido de la conciencia del hombre: o sea, por lo que percibimos y no por lo que realmente es.

Diferencias con el realismo

En general, los términos idealismo y realismo suelen confundirse, pero existen muchas diferencias entre ambos que resulta necesario señalar.

En principio, ambos conciben el origen del conocimiento de manera diversa; el realismo sostiene que se da en las cosas, mientras que el idealismo lo define como una actividad que realiza el hombre para elaborar conceptos.

El realismo plantea la existencia de las cosas independientemente de nuestro razonamiento o de nuestros procesos intelectuales. Por otro lado, el idealismo defiende la participación de la mente para la concepción, por ejemplo, de las leyes, las matemáticas o el arte, las cuales no tendrían lugar sin nuestra intervención.

De esta forma, se entiende que el idealismo se centra en el ser humano como sujeto necesario para dar lugar a la realidad, mientras que el realismo parte de ella y va en su búsqueda. Depende del grado de conocimiento de ambos conceptos, algunos afirman que están muy cerca de ser opuestos, mientras que otros los conciben como complementarios.

Otras acepciones

En el lenguaje coloquial, el idealismo está asociado a la confianza en valores que al día de hoy cayeron en desuso y al optimismo. Un idealista cree que la moral, la ética, la bondad y la solidaridad, por ejemplo, logran imponerse frente a conceptos contrarios. Por ejemplo: “Mi abuelo siempre fue un idealista que luchó por un mundo mejor”.

Lamentablemente, este sentido de idealismo se acerca peligrosamente a la negación, que es una de las mayores causas del fracaso del ser humano como especie. Creer de manera firme e inquebrantable en algo, ignorando la posibilidad de un cambio, haciendo oídos sordos a la diversidad de opiniones, es lo mismo que morir; es poner límites que no permitan que nada avance, estancar el aire para que con las corrientes no traiga nuevos aromas. Esta actitud suele estar asociada con personas mayores pero, como otras actitudes autodestructivas, no repara en edad, género ni raza.

En la pintura, el idealismo es una forma de representar la realidad con un nivel muy alto de fidelidad, similar al realismo artístico. Sin embargo, se opone a este último ya que intenta purificarla de cualquier elemento vulgar o carente de belleza, según la visión propia de cada artista. Sólo los aspectos de mayor elegancia y refinamiento pasan el filtro de dicha abstracción, dando como resultado escenas forzosamente fluidas, sin mucho contraste y equilibradas artificialmente.

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