Definición de horticultura
La noción de horticultura alude al desarrollo de cultivos en huertas y huertos. El término también se refiere a los conocimientos y las técnicas que permiten llevar a cabo dicha tarea.
Suele decirse, por lo tanto, que la horticultura es la actividad destinada a la producción de hortalizas. El horticultor puede cultivar las plantas comestibles para realizar un consumo doméstico o con fines comerciales.
En su sentido más amplio, la horticultura se vincula a las hortalizas (legumbres y verduras), las frutas, las flores y las hierbas aromáticas. Por eso puede abarcar también a la fruticultura y la floricultura, por ejemplo.
A través de la horticultura, se busca lograr mejoras en el rendimiento de las cosechas y en la propagación de los vegetales. Además permite incrementar el valor nutricional y la calidad de las plantas y volverlas más resistentes.
Un horticultor, en este marco, debe estudiar múltiples factores para saber qué y cómo cultivar en el terreno disponible. Una vez que los cultivos ya están en marcha, este arte o disciplina científica lo ayudará a ir logrando diversos avances.
Es importante tener en cuenta que en la horticultura pueden involucrarse desde ingenieros agrícolas hasta trabajadores rurales, pasando por dueños de negocios y vendedores. Este ámbito del saber, que se nutre de la botánica, la biología, la genética, la química y otras ciencias, resulta útil para una persona que desea cultivar hortalizas en el jardín de su casa para alimentar su familia pero también para un profesional que es contratado por una gran empresa o por el Estado para mejorar la producción de alimentos.
En la actualidad es cada vez más común que la gente con un poco de espacio libre en su casa comience a contemplar la posibilidad de crear un huerto, especialmente uno urbano, una de las iniciativas más populares de los últimos tiempos para promover la alimentación sana y la conciencia de cuán importantes son los recursos. A pesar de la tentación de sumarse a este movimiento saludable, no debemos olvidar que requiere tiempo y mucha atención, además de que resulta difícil para aquellas personas que no tengan ninguna experiencia previa en horticultura.
Para comenzar de la mejor manera posible se recomienda seguir los consejos de los expertos en horticultura. El primero de ellos es escoger el espacio adecuado para el cultivo; en este marco, los tres puntos a tener en cuenta son la calidad de la tierra, el agua y el sol. Hay terrenos poco propicios para la horticultura, ya sea porque la tierra es poco húmeda o carece de los nutrientes necesarios para las hortalizas, pero esto no significa que no podamos embarcarnos en el proyecto, sino que deberemos compensar la mala calidad del suelo con productos que la mejoren.
Precisamente, otro de los consejos más generalizados es usar el ingenio para conseguir que estas y otras limitaciones no nos impidan alcanzar nuestros objetivos. Un complemento imprescindible de las buenas ideas es el deseo de trabajar de manera constante y responsable; después de todo, la horticultura es un arte relacionada con el cuidado de la vida.
Para contrarrestar la mala calidad del suelo es posible optar por las camas elevadas, espacios limitados por barras de madera en los que se pueden combinar los productos necesarios para una cosecha exitosa. El riego, por otra parte, debe llevarse a cabo en relación directa con la humedad del clima: en una zona muy húmeda no es tan necesario como en una seca, donde probablemente un descuido nos cueste mucho más caro. Pero ni un buen suelo ni un alto porcentaje de humedad pueden suplir la falta de luz solar: el éxito depende de un mínimo de seis horas diarias de exposición al sol.