Definición de horrísono
El adjetivo horrísono tiene su raíz etimológica en horrisŏnus, un vocablo de la lengua latina. Se trata de un adjetivo que permite calificar a aquello que provoca pánico y terror con su sonido.
Lo que es horrísono, por lo tanto, genera miedo, incomodidad o consternación en aquel que lo escucha. Por eso se lo suele asociar a sensaciones desagradables.
Por ejemplo: “Cada vez que oigo a los horrísonos murciélagos afuera de mi ventana, siento escalofríos”, “No logré dormir en toda la noche debido a la horrísona tormenta”, “Un alarido horrísono sacó al anciano de su letargo”.
El estudio de su etimología nos demuestra que los componentes léxicos de este término son los siguientes: el verbo latino horrere y el sustantivo sonus, que pueden entenderse como «erizarse los pelos» y «sonido», respectivamente. Horror también deriva de horrere. Otras dos palabras que contienen este último componente son unísono y dulcísono.
El concepto puede usarse para referirse a un sonido real o emplearse de manera simbólica. Supongamos que se produce una fuerte explosión, con un gran estruendo al que le siguen ecos de vidrios rotos y objetos pesados cayendo. Se puede afirmar que dichos ruidos son horrísonos ya que quien los oye se siente atemorizado o preocupado por intuir o suponer los daños inherentes.
Lo horrísono, sin embargo, también puede ser algo abstracto o alegórico. Tomemos el caso de un ensayista que reflexiona sobre diversas realidades actuales. El escritor enumera la pobreza en la que viven millones de personas, la violencia de género, la desnutrición infantil, la desigualdad y otras problemáticas. A modo de conclusión, este intelectual afirma que vivimos en un mundo horrísono. Como se puede advertir, no alude a un sonido, sino a cuestiones negativas que pueden percibirse al analizar diferentes datos o variables. Así puede indicarse que hay una realidad horrísona, una situación horrísona, un panorama horrísono, etc.
Dicho todo esto, podemos pasar a enumerara una serie de sinónimos que resultan de gran utilidad para sustituir este adjetivo en un texto extenso o bien en el habla, para evitar la redundancia. Veamos algunos de ellos a continuación: ensordecedor, atronador, sonoro, retumbante, apocalíptico, impresionante, alucinante, terrible, horrible, horrendo y enloquecedor. Como podemos apreciar, todos estos términos tienen connotaciones negativas, hagan o no alusión a un sonido.
Precisamente, así como indicamos en el ejemplo del ensayista, cualquier situación extremadamente negativa, que causa sensaciones difíciles de soportar, puede ser descrita haciendo uso de la palabra horrísono. Después de todo, son también comunes los casos de oraciones en las que atribuimos cualidades materiales a situaciones inmateriales y viceversa, como cuando decimos «una tarea demasiado pesada».
Lo horrísono viene acompañado de un sonido espantoso, horroroso. Las situaciones antes expuestas, como ser la violencia de género y la desnutrición infantil también causan estas y otras sensaciones terribles en quien las observa. Además, no olvidemos que muchas veces establecemos una conexión entre los problemas y «el ruido«: «No puedo seguir viviendo entre tanto ruido, necesito un poco de aire para ordenar mis ideas».
En este ejemplo hay más de una figura: el ruido simboliza los problemas, probablemente de convivencia con el resto de las personas de la casa; el aire es un nuevo espacio en el que el emisor desea estar a solas, sin la influencia negativa de los demás; ordenar sus ideas no es una acción material, sino que representa la posibilidad de avanzar hacia sus propios objetivos, los cuales probablemente perdió de vista a causa de su malestar.
De modo similar, podemos decir que una realidad es «agobiante» o que una relación es «sofocante», aunque no provoquen los resultados físicos a los que pueden hacer referencia estos adjetivos.