Definición de hiperactividad
Se denomina hiperactividad a un comportamiento que se caracteriza por la actividad excesiva y fuera de lo normal. Se trata de un trastorno de la conducta infantil que lleva al niño a no poder quedarse quieto.
Algunos ejemplos donde aparece el término pueden ser: «La hiperactividad de este chico resulta un castigo para su niñera», «El pediatra me recomendó que lleve a Martín a hacer deporte para mantener controlada su hiperactividad», «De pequeño me caracterizaba por la hiperactividad: nunca permanecía sentado por más de diez minutos».
Este trastorno, no solamente aqueja al niño durante las horas en las que se encuentra despierto, sino que también lo hace durante la etapa de sueño, manteniéndolo en permanente actividad. Los síntomas de este trastorno conductual que afecta a muchos niños, incluyen desde treparse al mobiliario hasta correr sin parar, pasando por la más amplia gama de movimientos.
Los niños hiperactivos disponen de mucha energía, por lo que sus padres tienen que buscar la forma para que dicha energía pueda ser canalizada y explotada de manera beneficiosa para el pequeño.
La hiperactividad se origina en factores neurobiológicos, en los cuales la genética tiene una gran incidencia. Por eso su tratamiento puede incluir el suministro de fármacos.
Síntomas y tratamiento
Este trastorno fue descrito por primera vez en 1902 por George Still. El especialista expresó que aquellos niños que la padecen han desarrollado una actividad motora muy intensa y por eso necesitan hallarse en constante movimiento. A su vez al estar rodeados de otras personas, su hiperactividad aumenta, sobre todo cuando son extraños o individuos a quienes no ven con frecuencia. A sí mismo, al estar solos, el ritmo de actividad disminuye considerablemente.
El mismo autor describió claramente el perfil de un niño hiperactivo y resaltó la importancia de ayudarlos porque este ritmo de vida (que no es voluntario), puede resultarles altamente dañino.
Según el especialista, estos niños manifiestan una actitud destructiva y no se sensibilizan a través de los castigos, al contrario parecen volverse más inquietos e inestables. Además, son criaturas a quienes es muy complicado educar, debido a que les resulta muy difícil permanecer pensando o haciendo una misma cosa durante un tiempo prolongado; poseen un coeficiente intelectual normal, pero no parecen poder rendir acorde al mismo (a la inquietud reflejada en los movimientos, las conductas por impulso y los desequilibrios emocionales, hay que sumar que estas personas que se distraen con facilidad).
Por otra parte, poseen un margen muy bajo de tolerancia frente a las frustraciones, lo que los lleva a volverse obstinados y persistentes para conseguir sus objetivos sí o sí. En lo que respecta a sus estados de ánimo, suelen ir de momentos de intensa alegría a llanto descontrolado, mostrando un desequilibrio emocional muy fluctuante.
Still dividió este trastorno en varias etapas, donde cada una se caracteriza por mostrar actitudes particulares:
*Desde los 0 a los 2 años: Pueden notarse problemas en el ritmo del sueño y mientras el niño se está alimentando. Sobresaltos, resistencia a los normales cuidados, irritabilidad, etc.
*Desde los 2 hasta los 3 años: Dificultades para expresarse, una actividad excesiva y poca conciencia de las situaciones de peligro, suelen sufrir numerosos accidentes.
*De los 4 a los 5 años: Manifiestan claras complicaciones para adaptarse a un grupo, desobedecen sistemáticamente y tienen dificultades para respetar los límites.
*Desde los 6 años en adelante: Presentan una gran impulsividad y problemas de aprendizaje causados por el déficit de atención. Además muestran problemas para relacionarse.
El tratamiento para la hiperactividad depende de cada situación individual, hay casos más complejos que otros, y sólo en casos extremos se recurre a estimulantes y otro tipo de complementos farmacológicos que ayuden al niño a concentrarse mejor. Por sobre todas las cosas, se recomienda que los niños con hiperactividad, sean supervisados a través de un tratamiento psicoterapéutico que los ayude a mejorar no sólo en su concentración sino también en el trato con el resto de las personas, a fin de brindarle una vida más saludable. Existen además otro tipo de tratamientos orientados a lo cognitivo, que buscan recuperar en el niño el deseo de aprender y de dedicarse a algo con especial atención, y mejorar su comunicación con el entorno.
Es importante destacar por último, que la hiperactividad propicia problemas en el aprendizaje y se vincula a diversas alteraciones psicológicas, como el desarrollo de fobias, problemas de autoestima, ansiedad crónica o hasta depresión. Por todo esto, es primordial que los niños hiperactivos reciban un tratamiento adecuado para canalizar correctamente la energía.