Definición de heteronomía
La noción de heteronomía se emplea en el ámbito de la filosofía. Así se llama a la condición que adopta la voluntad cuando se rige por reglas que se le imponen desde el exterior.
La heteronomía, por lo tanto, aparece cuando alguien desarrolla su vida de acuerdo a los imperativos que se le imponen. Estas obligaciones doblegan su propia voluntad: el sujeto no puede hacer lo que desea, sino que actúa según las normas que se le imputan.
Puede decirse que la heteronomía es inevitable para vivir en sociedad. De acuerdo a algunos pensadores, todos los individuos deben someterse, al menos en un cierto grado, a condicionamientos sociales, políticos, religiosos, etcétera, perdiendo su libertad. Lo opuesto a la heteronomía, en este marco, es la autonomía, que supone que el sujeto actúa según sus propias reglas.
Para Immanuel Kant, la heteronomía irrumpe cuando la voluntad recibe la influencia de una fuerza externa al individuo. Dicha acción es definida por el filósofo como no moral, ya que no es moral pero tampoco inmoral. Con la heteronomía, la voluntad no se determina por la razón de la persona, sino por factores ajenos (como la voluntad de otro ser humano o la voluntad de Dios).
Las decisiones que toma el ser humano según la voluntad heterónoma, en definitiva, no son totalmente propias: se encuentran intervenidas. Son decisiones bajo el sometimiento de un poder ajeno que imposibilita el desarrollo en libertad (autónomo).
Es importante subrayar que, para Kant, cuando alguien se propone actuar según sus propios apetitos o deseos, su accionar no es libre. Esto se debe a que la realización de su propósito exige sumisión a las exigencias impuestas desde fuera de la voluntad.
En el ámbito de las leyes este concepto goza de mucha importancia: la heteronomía se define como un poder extraño que somete a un individuo y no le permite desarrollar su naturaleza de manera libre. Desde la perspectiva del derecho, una conducta puede ser autónoma o heterónoma. En este último caso, se generan las relaciones intersubjetivas en el acuerdo de los que se relacionan, mientras que en la autonomía es el poder el que da origen y mantiene las relaciones.
En las relaciones que tienen los diferentes grupos sociales con las autoridades, como ser el Estado, la heteronomía es un concepto que surge con mucha frecuencia. Si bien existen ciertos matices que nos permiten hablar de autonomía dentro del contexto de un país, por lo general se trata de un cierto grado de libertad que, de todos modos, se ve limitada por las imposiciones a las que nos somete el sistema judicial.
Continuando con esta dinámica entre el Estado y el ciudadano, no olvidemos que la norma jurídica rige para todos por igual, independientemente de que le prestemos nuestra adhesión o que nos opongamos a ella. Esto puede tornarse más complejo cuando entra en juego la moral: si bien el derecho es heterónomo, la moral se puede considerar autónoma ya que su fuerza y su validez dependen de que la persona las reconozca de esta manera y las respete, aunque las normas que la componen no pierdan su valor.
Otro de los grandes expertos que dedicó parte de su trabajo al estudio de la heteronomía fue el pedagogo y psicólogo suizo Jean Piaget. En su extensa teoría acerca de los juicios morales, en el modo en el que cada individuo aprende las normas morales y luego las aplica en su vida cotidiana, sostiene que existe un fuerte lazo entre el desarrollo ético y el intelectual, que debe conducirnos de la dependencia moral a la independencia, sin dejar de respetar la libertad de los demás en el proceso.