Definición de geografía física
La ciencia que se dedica a describir las características de nuestro planeta recibe el nombre de geografía, un término derivado del latín geographĭa que, a su vez, tiene su raíz etimológica en el vocablo griego geōgraphía.
Existen diversas ramas de la geografía, surgidas a partir de su ámbito específico de acción. La geografía física es aquella centrada en el estudio de la configuración de los espacios terrestres y los mares.
También llamada fisiografía, la geografía física se especializa en el espacio geográfico natural, considerando a la superficie de la Tierra como un conjunto. Sus conocimientos se complementan con los aportados por la geografía humana (que estudia el vínculo entre las comunidades humanas y el medio en el cual residen).
La geografía física busca contribuir al entendimiento de los procesos y los patrones geográficos que se producen en el ambiente natural. La oceanografía, la orografía, la glaciología y la hidrografía son algunos de los campos de estudio de esta subdisciplina geográfica. Para desarrollar sus estudios, recurre a otras ciencias, como la física y la geología.
A continuación veremos los campos de estudio antes mencionados con mayor detenimiento. La oceanografía, por ejemplo, no es otra cosa que el estudio de los mares y los océanos, con un enfoque en sus rasgos físicos, hidrológicos, económicos y biológicos. Esta ciencia también se interesa por las mareas, las corrientes oceánicas y las olas, entre otros de los movimientos de las aguas del oceáno. Otro de los aspectos principales de la oceanografía es el modo en el que los mares y los océanos influyen en el ciclo hidrológico y la dinámica atmosférica, lo cual supone los fundamentos de la meteorología y, de forma indirecta, de la climatología.
La orografía, por otra parte, se define como las elevaciones halladas en una zona determinada, y también como la descripción de las mismas desde el ámbito de la geomorfología. Los especialistas en este campo definen el límite inferior de las partes de la Tierra donde no llega el océano. La fidelidad a la realidad de la representación de los terrenos depende directamente de la resolución que se utilice a la hora de dividirlos en celdas.
Con respecto a la glaciología, aporta a la geografía física con su estudio del agua en estado sólido: los casquetes polares, los glaciares, las plataformas de hielo y los icebergs son algunos de los ejemplos más comunes. Los fenómenos que atiende esta disciplina pertenecen tanto al presente como al pasado, y abarcan tanto su desarrollo como sus causas, su distribución y su extensión.
La hidrografía se diferencia fácilmente de la glaciología en que atiende las aguas en estado líquido, y esto incluye los lagos, los ríos y las aguas subterráneas, así como sus características y propiedades.
Es importante tener en cuenta que la geografía física estudia cuestiones biofísicas y el vínculo entre éstas y el accionar del ser humano. Por eso trabaja con los fenómenos naturales que se producen en la Tierra y con las interacciones que el hombre mantiene con el ambiente, siempre partiendo desde una óptica espacial.
Aunque puede desarrollar estudios históricos (por ejemplo, analizando cómo cambia el paisaje a lo largo de miles de años), también tiene la facultad de centrarse en el presente (detectando y midiendo las modificaciones en el aprovechamiento del suelo, por citar una posibilidad).
Las principales aplicaciones de la geografía física tienen lugar a través de las materias que la componen y puede cobrar muchas formas, según las características y las necesidades de cada zona. Sus orígenes datan del siglo III a. C., aunque su evolución tuvo un gran número de hitos a lo largo de estos dos milenios.