Definición de galvanizado
Se denomina galvanizado o galvanización al acto y resultado de galvanizar: se trata de la aplicación de una capa metálica sobre otro metal diferente haciendo uso de una corriente eléctrica.
El concepto procede del apellido de quien investigó este tipo de procesos: el italiano Luigi Galvani (1737-1798). Este científico descubrió que, al aplicar una corriente eléctrica sobre un músculo de un animal muerto, éste experimenta una contracción. Trabajando con metales, Galvani advirtió que la carga eléctrica de cada uno es diferente.
Este físico y médico italiano concluyó que, apelando a las distintas cargas eléctricas, es posible recubrir un metal con otro. El proceso, conocido como galvanizado, se lleva a cabo con la intención de proteger un metal.
El galvanizado más frecuente se realiza al aplicar una capa de zinc sobre hierro. De esta manera, el hierro queda protegido ya que el zinc es el material que queda expuesto al aire y, al entrar en contacto con el oxígeno, se oxida. Las tuberías o cañerías, por ejemplo, suelen someterse a este galvanizado.
El recubrimiento de acero con zinc puede desarrollarse de distintas maneras. El galvanizado en caliente implica introducir los elementos de acero en un crisol de zinc fundido. El galvanizado en frío, en cambio, requiere el uso de un rodillo, una brocha o una pistola para aplicar el zinc sobre el acero.
Además de todo lo expuesto, no podemos pasar por alto tampoco que se considera que el galvanizado en frío protege menos que si se opta por el galvanizado en caliente, que destaca, entre otras cosas, por su sencillez y que se lleva a cabo en tres pasos claramente diferenciados.
En concreto, el proceso del galvanizado en caliente, que también es conocido como HDG, requiere seguir estas indicaciones:
-Preparar la superficie en cuestión. En concreto, esto se realiza acometiendo, a su vez, tres fases que son: la limpieza cáustica o el desengrase; la fase del decapado, que consiste en eliminar lo que es la cascarilla de laminación y de los óxidos de hierro, y el fluxado. Este último paso consiste en acabar con el óxido que pudiera quedar y en dar una capa de protección.
-Acometer el galvanizado en sí. Consiste, como ya hemos apuntado de algún modo, en introducir el acero en un baño de zinc fundido. En concreto, el zinc, que debe ser al menos un 98 % puro, tiene que mantenerse entre los 433º y los 455º.
-Llevar a cabo el proceso de inspección, que es quizás el proceso más rápido y sencillo de todo el galvanizado. Y consiste en comprobar la uniformidad, el grosor y la apariencia de cada una de las piezas que se han sometido al proceso en cuestión.
Es importante mencionar que el galvanizado no solo mejora la protección del metal que se recubre, contribuyendo a la perdurabilidad de distintas estructuras, rejillas y piezas del mobiliario urbano. También se emplea con fines estéticos, recurriendo a capas de oro, plata, bronce, estaño o cobre.
Entre las principales ventajas que trae consigo el proceso de galvanizado están su enorme durabilidad, que se trata de una labor realmente muy versátil y que consigue que en los elementos galvanizados no haya que invertir nada en su mantenimiento.