Definición de fumar
El verbo fumar proviene del vocablo latino fumāre, que puede traducirse como “expulsar humo”. Por eso la primera acepción del término que menciona el diccionario de la Real Academia Española (RAE) refiere a lanzar o arrojar humo: una mezcla de gases que se genera por una combustión y que acarrea partículas en suspensión.
El uso más habitual del concepto, de todos modos, está asociado a lo que hace una persona cuando aspira y expulsa el humo de algún tipo de cigarro, cigarrillo, pipa, narguile u otro elemento similar.
Por lo general fumar consiste en quemar tabaco e inhalar parte del humo que se genera por la combustión. A través de esta práctica, el fumador absorbe diversas sustancias que generan cambios en su organismo, como nicotina.
Fumar, en este marco, es un hábito dañino que afecta la salud. Se ha demostrado que fumar puede provocar el desarrollo de una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y de cáncer de pulmón, por ejemplo. Por eso existen campañas para desalentar la práctica y se establecen limitaciones y prohibiciones para la publicidad y el consumo de cigarrillos en la vía pública.
De todos modos, fumar tabaco suele ser una conducta permitida por las autoridades. En cambio, a nivel general, fumar otras sustancias como marihuana u opio está prohibido por la ley. Esto hace que los cigarrillos convencionales de tabaco se constituyan como una droga legal que se comercializa y se puede fumar sin grandes trabas.
Entre los peores aspectos de este hábito se encuentra el hecho de que afecte tanto a los fumadores como a las personas que los rodean, sin dejar de lado el daño que causa al medio ambiente. Se trata de una costumbre que muchos grupos intentan abolir de una vez por todas, por medio de campañas de concienciación acerca de todas las formas en las que nos perjudica, pero que todavía en la actualidad sigue siendo bastante popular.
Dado que fumar puede conducir a una adicción, dejar de hacerlo no es fácil para todos. Por esta razón, existen diversos tratamientos y productos dirigidos específicamente a los fumadores para ayudarlos a superar su problema. Veamos a continuación algunos de los mejores consejos para dejar de fumar de manera definitiva:
* determinar la fecha del último cigarro: como el gusto por el tabaco no puede desaparecer de un día para el otro, es importante imponernos la obligación de dejarlo, y luego permitirle al organismo que se adapte a una forma más sana de vivir, para que con el tiempo pueda incluso rechazar esta y otras sustancias nocivas;
* cambiar la rutina: los fumadores suelen tener bien organizado su día en torno a los cigarros, y por eso es muy útil alterar los horarios para «engañar» al organismo. En este marco funciona muy bien recuperar viejas aficiones o buscar nuevas;
* hacer ejercicio: éste es el eterno consejo, que sirve en casi todos los proyectos de autosuperación. El cuerpo necesita mantenerse activo, y el incentivo de vernos mejor es ideal para rechazar el tabaco poco a poco;
* beber mucha agua: dejar de fumar es también depurar el organismo, y no hay mejor receta que hidratarlo de forma adecuada. Si nos aseguramos de ingerir al menos 1,5 litros al día, ya estaremos bien encaminados.
En el lenguaje coloquial, por último, fumar puede emplearse distintas maneras con un sentido simbólico. El concepto se puede usar para referirse al consumo indebido o exagerado de algo o al hecho de estar forzado a tolerar alguna situación: “Estoy seguro que Juan se va a fumar la herencia en unos pocos meses y luego se quedará sin dinero”, “Todavía me tengo que fumar a mi jefe otras tres horas antes de salir de la oficina”.