Definición de fuerza de roce

Para comprender la noción de fuerza de roce, resulta conveniente analizar cada uno de los términos que componen la expresión.

En el terreno de la física, se denomina fuerza (vocablo procedente del latín fortia) a la causa que puede alterar la forma o el estado de movimiento o de reposo de un cuerpo. También se usa el concepto para aludir a la capacidad para ejercer una resistencia o tolerar un peso.

Roce, por otra parte, es el acto y la consecuencia de rozarse o rozar: quitar un trozo superficial de algo, tocar de manera ligera o suave una cosa.

Todas estas ideas nos pueden ayudar a entender qué son las fuerzas de roce. Así se denominan a aquellas fuerzas que se generan entre los cuerpos que están en contacto. Estas fuerzas producen una resistencia a los movimientos de un objeto respecto al otro.

La superficie de un cuerpo nunca es totalmente lisa: en todos los casos, presenta ciertas asperezas. Por eso, si un cuerpo está en contacto con otro, las asperezas de ambos encajan, generándose una resistencia a un eventual movimiento.

Esto quiere decir que, si queremos arrastrar un objeto que se encuentra en el suelo, tendremos que realizar un esfuerzo para lograr que dicho objeto abandone su estado de reposo, ya que habrá una fuerza de roce estática que se opondrá al desplazamiento.

La fuerza efectiva que permitirá mover el objetivo, en definitiva, será igual a la suma de la fuerza aplicada y la fuerza de roce (equivalente a la necesaria para superar la resistencia que, en sentido contrario, ejerce la fuerza de roce estática).

Además de todo lo indicado, no podemos pasar por alto la existencia de otra serie de datos de interés sobre la fuerza de roce. Entre esos podemos destacar el hecho de que a lo largo de la historia esa ha sido muy importante para que la sociedad avance en determinados ámbitos. Así, por ejemplo, hay que subrayar que precisamente la fuerza de roce entre maderas fue la que propició que el hombre descubriera cómo hacer fuego.

De la misma manera, es interesante saber que fue Leonardo da Vinci el pionero en hablar y estudiar la fuerza del roce. No obstante, habría que esperar hasta el siglo XVII para que el físico francés Guillaume Amontons retomara las ideas de aquel y desarrollara un exhaustivo trabajo que dio como consecuencia las leyes de la mencionada fuerza. En concreto, esas leyes venían a establecer tres máximas que hoy siguen siendo claves:
-Esa fuerza no depende de lo que es la zona aparente de contacto.
-La fuerza del roce se viene a oponer a lo que es el desplazamiento de un bloque sobre un plano.
-La fuerza del roce viene a ser proporcional a lo que es la fuerza normal que el bloque realiza sobre el citado plano.

Leyes esas a las que más tarde se sumaría otra que fue establecida por otro científico galo llamado Coulomb. En concreto nos estamos refiriendo a que cuando ya ha dado comienzo el movimiento del bloque sobre el plano, la fuerza de roce es totalmente independiente a la velocidad.

Definición siguiente →