Definición de fómite

La Real Academia Española (RAE) reconoce el término fómite como sinónimo de fomes. Así se denomina a aquello promueve o incita algo, siendo su causa.

El concepto de fómite suele emplearse para nombrar al elemento sin vida que, al resultar contaminado por un patógeno, puede transportar y transmitir dicho patógeno. Un fómite, por lo tanto, es un vector pasivo o inanimado.

Los fómites pueden ser sábanas o prendas de vestir que cobijan virus, bacterias u otros agentes infecciosos. De esta manera, pueden propiciar un contagio.

Supongamos que una persona infectada con un virus se acuesta sobre una cama y tiene contacto directo con las sábanas. Un rato después, otro individuo –que no padecía ninguna infección– se recuesta en esa misma cama, que no fue desinfectada. Los tejidos pueden actuar como fómites si el virus quedó en ellos: por eso es muy importante que los hospitales y los centros de salud mantengan la asepsia y eviten la contaminación a través de la limpieza, la esterilización, etc.

Los fómites, en definitiva, pueden contribuir a la propagación de agentes etiológicos. Su identificación resulta imprescindible para minimizar los riesgos de contagio y para no contribuir al desarrollo de una epidemia.

Es importante tener en cuenta que los fómites dependen del ambiente. No pueden contaminarse o “contagiarse” si no están en el mismo lugar y en contacto con el patógeno. Una vez que actúa como fómite, el objeto puede pasar el agente infeccioso a un huésped susceptible (una persona, un animal, etc.).

Muchas veces la capacidad de transmisión depende de la superficie del elemento. De acuerdo a investigaciones, por lo general los fómites tienen una superficie lisa o pulida ya que, cuando son porosos, los microorganismos son absorbidos.

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