Definición de fetiche
De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), un fetiche es un elemento de culto al cual se le atribuyen determinadas cualidades místicas o mágicas. En pueblos de la antigüedad, los fetiches eran ídolos materiales.
Puede decirse que un fetiche es un objeto que se considera que acarrea un poder sobrenatural. De este modo, aquel que porta el fetiche se encuentra protegido o dispone de alguna facultad extraordinaria.
La veneración de un fetiche se denomina fetichismo. Hay pensadores que sostienen que el fetichismo supone un estado primitivo de las religiones: de la devoción hacia un objeto, con el tiempo, se pasó al pensamiento abstracto.
Un ejemplo de fetiche son los amuletos. Más allá de las religiones, muchas personas siguen confiando en el “poder” de determinadas cosas que deciden llevar siempre con ellas o atesorar en su casa. Un trébol de cuatro hojas, una gema o una herradura, por ejemplo, pueden ser fetiches: aquel que tiene un trébol, por citar un caso, cree que la suerte le favorece. Otra persona puede confiar en una gema para alejar las malas energías de su vivienda.
Para Sigmund Freud, un fetiche es una parte corporal o un elemento se convierte en el objeto de deseo sexual de un individuo. El fetichismo, en este sentido, es una desviación sexual (una parafilia).
El término parafilia se define como un patrón de comportamiento sexual que centra el placer en fuentes poco comunes, entre las que se incluyen diferentes objetos, actividades, situaciones o incluso individuos. Dado que la mente es tan amplia y que cada persona se desarrolla de una forma diferente, no hay un consenso con respecto al límite entre la sexualidad normal y la parafilia; tanto es así que algunos expertos cuestionan la supuesta gravedad de este cuadro.
El fetichismo de pies, que tiene a esta parte del cuerpo como fetiche, es uno de los más conocidos: el sujeto se excita sexualmente al mirar o tocar los pies. Incluso el calzado (botas, zapatos, etc.) puede convertirse en un fetiche.
Si estudiamos la etimología de la palabra fetichismo encontramos raíces latinas y portuguesas, que hacen referencia a «lo artificial» y a «la magia», respectivamente. Precisamente, se trata de la excitación sexual e incluso del orgasmo por medio de un fetiche, un objeto o una parte del cuerpo que no sean los genitales u otras zonas generalmente asociadas a las relaciones íntimas.
Es importante señalar que tener un fetiche sexual no se considera una práctica grave o peligrosa, a menos que genere un malestar significativo desde un punto de vista clínico, ya sea al individuo como a los que lo rodean. Si ocurre esto último, entonces el fetichismo pasa a formar parte de los trastornos patológicos y requiere un tratamiento.
Dado que la sexualidad está enmarcada en los borrosos límites del tabú, la gente no suele tener suficiente información acerca de estos temas, más allá de lo que investigue en su intimidad o de lo que hable con sus amigos más cercanos. Esto da lugar a un sinfín de concepciones erróneas, como por ejemplo que los juguetes sexuales y los vibradores son fetiches: precisamente, dado que estos productos se fabrican con el objetivo específico de causar placer sexual no son atípicos, y por eso no entran en esta categoría.
Según el Manual de diagnóstico y estadística de trastornos mentales, el fetichismo es una enfermedad solamente en aquellos casos en los cuales la persona que lo padece no puede llevar una vida social o laboral normal; además, debe atravesar este trastorno por un período mínimo de seis meses. Si no cumple estos requisitos, entonces su fetiche no es más que una característica de su sexualidad.