Definición de fehaciente
Fehaciente deriva del antiguo fefaciente, formado por los vocablos fe- y -faciente (que alude a aquello “que hace”). El significado literal de fehaciente, por lo tanto, refiere a lo que hace fe.
Algo fehaciente, por lo tanto, es inequívoco, irrefutable o manifiesto. Dicho de otro modo, lo fehaciente es digno de fe: fidedigno. Por ejemplo: “Todavía no se ha establecido de manera fehaciente la causa de muerte”, “El director de la escuela afirmó que no tomará ninguna medida por el momento ya que no tiene conocimiento fehaciente de lo sucedido”, “El tribunal consideró que no hay pruebas fehacientes para condenar al imputado”.
La idea de fehaciente suele aparecer con frecuencia en cuestiones legales. Una notificación fehaciente, por citar un caso, es aquella que permite obtener una constancia de su contenido y de su recepción por parte del destinatario. A través de una notificación fehaciente, el emisor está en condiciones de probar que el destinatario ha recibido el mensaje en una fecha y en un horario determinados.
Una copia fehaciente, en un sentido similar, es una reproducción de un documento cuya validez o veracidad está confirmada. Para realizar determinados trámites o concretar ciertas operaciones, se puede requerir la entrega de una copia fehaciente de una documentación.
Una prueba fehaciente, en tanto, es irrebatible y no deja lugar a dudas. Supongamos que un hombre es acusado de asesinar a una mujer. El sospechoso asegura que no conoce a la víctima: sin embargo, debajo de las uñas de la mujer se encuentran restos de piel del hombre, tal como se demuestra a través de un estudio de ADN. Este descubrimiento constituye una prueba fehaciente de que, en algún momento, el acusado estuvo junto a la víctima. Además permite inferir que la mujer trató de defenderse de una agresión de este hombre y que, en ese intento, lo arañó: por eso quedó piel del hombre debajo de sus uñas.
De todos modos, las pruebas fehacientes no siempre son concluyentes en el desarrollo de un juicio, sino que sirven para encaminar el proceso hacia su resolución. A pesar de lo reveladoras que puedan parecer a simple vista, muchas veces existen datos contundentes que las invalidan; por ejemplo, si nos referimos una vez más al caso del párrafo anterior, quizás el hombre tuvo un encuentro violento con la mujer pero no la atacó de muerte, sino que su asesino apareció en escena más tarde.
A menudo nos encontramos con el requisito de comunicar determinadas cuestiones de forma fehaciente, y esto confunde a muchos usuarios alejados de los conceptos legales. Por ejemplo, en el ámbito de la inmobiliaria, las leyes obligan a los integrantes de un contrato de alquiler a notificar fehacientemente todo lo relacionado con la prórroga del mismo, con la venta del inmueble o cualquier cambio que afecte el importe, entre otros puntos.
Una notificación se considera fehaciente cuando su contenido y la recepción del mismo quedan reflejadas de manera legal e innegable. En otras palabras, el emisor debe ser capaz de demostrar que su receptor ha sido notificado de manera adecuada, en la fecha y hora previstas. Es muy importante resaltar que el contenido también debe ser acreditado, ya que no basta con probar o justificar el envío y la recepción del documento.
Continuando con los contratos, cualquier persona física, como ser una empresa, se enfrentan a la obligación de realizar una notificación fehaciente, para lo cual hacen uso de servicios y productos tales como los emails certificados, los telegramas con acuse de recibo y los burofaxes, los cuales son fáciles de contratar y les brindan la posibilidad de acreditar el contenido enviado además de certificarles la recepción del documento.