Definición de escepticismo
El latín medieval scepticus llegó al latín moderno como scepticismus, que derivó en nuestro idioma en escepticismo. Así se denomina a la actitud que adopta quien duda o descree de algo.
El escéptico, por lo tanto, no cree en la certeza o en la validez de las cosas. Esto lo lleva muchas veces a no aceptar la realidad tal cual se presenta o a contradecir las creencias instaladas en la sociedad.
El escepticismo es una tendencia que lleva a dudar de las afirmaciones o de los hechos.
El escepticismo, en definitiva, es una tendencia o una postura que lleva a cuestionar diversos hechos o situaciones, exigiendo pruebas o demostraciones a modo de evidencia. Una persona escéptica, por ejemplo, no cree en los fantasmas, ya que no existen los datos científicos que puedan demostrar su existencia.
La persona escéptica
Si nos remitimos a la etimología más lejana del término escéptico, descubrimos que deriva de un término griego que se puede traducir como «examinar» y que, por lo tanto, podemos entender que una persona escéptica es «alguien que investiga», que expresa desacuerdo o duda ante algo que la mayoría de la gente acepta como verdadero.
Puesto en un ejemplo práctico, un individuo escéptico no diría que «hace calor», sino simplemente que «siente calor», ya que no querría ostentar un conocimiento acerca de una verdad absoluta; por el contrario, que se limitaría a expresar una opinión. Esto se enmarca en el concepto de suspensión de juicio.
Tipos de escepticismo
La idea de escepticismo científico se vincula al cuestionamiento de las pseudociencias y de las afirmaciones que no se sustentan con evidencias empíricas. En este marco, el método científico y el razonamiento lógico son los pilares de esta clase de escepticismo.
El escepticismo religioso, por su parte, está asociado a la desconfianza en la eficacia o en la veracidad de determinadas prácticas de las religiones.
En la filosofía, el escepticismo sostiene que no existen las verdades objetivas.
El concepto en la filosofía
Se llama escepticismo filosófico a la corriente que se basa en la duda, postulando que no hay verdades objetivas ya que todo es subjetivo. Para los filósofos escépticos, el conocimiento siempre depende de la subjetividad de la persona, y no del objeto que se estudia. El escepticismo filosófico, de este modo, sostiene que la verdad es inaccesible al ser humano, por eso los sujetos deben manejarse con creencias y no defender certezas inexistentes.
Esta corriente pertenece a la filosofía clásica, una parte fundamental de la historia de esta disciplina, que también se conoce con el nombre de filosofía griega o antigua y de extendió entre su llegada a occidente en Jonia a comienzos del 600 a. C. y la invasión romana en Macedonia que tuvo lugar en 148 a. C., aproximadamente.
El escepticismo en la filosofía se relaciona con el trabajo de Pirrón, un filósofo griego que aseguraba solamente opinar y nunca afirmar nada. A Pirrón se lo recuerda como el primero de los filósofos escépticos, y existe una escuela inspirada en él, llamada pirronismo, que se considera un sinónimo del propio escepticismo filosófico.
Es importante diferenciar el escepticismo del negacionismo, una corriente que demanda evidencias objetivas para cualquier afirmación que se presente pero las cuestiona o las rechaza en lugar de aceptarlas.
Escepticismo y corroboración de datos
En la actualidad, el escepticismo es mucho más común que hace algunas décadas, en gran parte por el acceso a la información que nos ofrece Internet. Mientras que una mentira podía proliferar por días, meses y años en el pasado, al día de hoy puede desmantelarse en cuestión de minutos luego de una investigación de carácter informal en un buscador.
Precisamente la facilidad con la que podemos verificar los datos nos lleva a dudar de todo hasta que no lo confirmamos, en parte porque este poder que nos da Internet es adictivo, nos ha convertido en aspirantes a detectives, y no podemos ceder ante la tentación de hacer uso de él.