Definición de emoticón

La palabra emoticón proviene de la noción inglesa emoticon, compuesta a partir del término emotion (que se traduce como “emoción”) y el vocablo icon (es decir, “icono”). La Real Academia Española (RAE) incluye el concepto como emoticono.

Un emoticón o emoticono es un gráfico digital que representa una expresión del rostro con el objetivo de aludir a un estado anímico. Estos dibujos se emplean en mensajes electrónicos que se envían a través de un email, un sistema de mensajería instantánea, una red social u otra plataforma.

Los primeros emoticonos o emoticones, creados mediante una serie de caracteres ASCII, representaban caras de personas, por lo general sonrientes. Con el paso del tiempo, surgieron múltiples emoticones con diferentes significados.

El uso de dos puntos, un guión y un paréntesis de cierre permiten crear el emoticón de una cara sonriente: 🙂 Dependiendo del contexto donde se escribe la secuencia, los signos son reemplazados de manera automática por una imagen. Si el paréntesis que se emplea es de apertura, la cara que se dibuja refleja tristeza: 🙁

En los casos mencionados y en muchos otros, la cara creada con los signos aparece recostada (se debe girar la cabeza hacia la izquierda para verlos correctamente). Sin embargo, en las culturas orientales, los emoticones suelen crearse parados (verticales), con apóstrofos como ojos y un guión, barra u otro signo a modo de boca: ‘o’

Más allá de transmitir emociones, un emoticón también sirve para abreviar un mensaje. El remitente, en lugar de escribir que está contento o feliz por algo, puede incluir un emoticón sonriente y de esta manera le estará comunicando sus sensaciones al receptor.

Los efectos que esto tiene en la comunicación son variados. Por un lado, en un contexto informal, donde el lenguaje siempre ha sido menos complejo y preciso que en uno formal, no deberíamos considerar grave el uso de una imagen en lugar de una frase: entre amigos es común usar gestos en lugar de palabras, incluso para dar indicaciones o pedir favores.

Sin embargo, cuando el uso de emoticonos y otras particularidades de los sistemas de mensajería virtual se vuelve excesivo, muchas veces el usuario lleva esta forma reducida de comunicarse a otros contextos, y así comenzó el problema que lleva años preocupando a los lingüistas: los niños y los jóvenes utilizan un lenguaje cada vez más pobre e incorrecto.

Cabe resaltar que el deterioro que el uso del lenguaje ha sufrido en los últimos años no se debe a las tecnologías modernas sino a la forma en la cual mucha gente las usa. Si nos remitimos por un momento al surgimiento de los mensajes de texto en la telefonía móvil, entenderemos que en esa época el límite de caracteres posibles por envío estaba directamente ligado al precio del servicio mismo: si el usuario superaba el límite, debía pagar más dinero. Esto dio lugar al surgimiento y la masificación de muchas tácticas para «comprimir» el lenguaje.

Como en todo trabajo de compresión, es necesario contar con los conocimientos para realizar la «descompresión», que en el caso de un mensaje de texto no es más que la descodificación de los términos y las expresiones que lo componen. Dos personas de la misma cultura y con trasfondos similares pueden charlar sin problemas haciendo uso de abreviaturas y emoticonos que no figuran en el diccionario, pero si esta forma de comunicarse se saca de contexto, falla la comunicación.

Dada la popularidad de la cultura japonesa en muchas partes del mundo, que se aprecia con el éxito de sus series de dibujos animados , historietas y videojuegos, sus atractivos emoticonos no tardaron en llegar a los mensajes occidentales.

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