Definición de disenso
El origen etimológico de disenso se halla en el vocablo latino dissensus. El disenso alude a una discrepancia, una desavenencia o un desacuerdo.
Por ejemplo: “Hay disenso en el gobierno respecto a cómo enfrentar la crisis agropecuaria”, “En mi equipo de trabajo existe lugar para el disenso y el diálogo”, “El régimen fascista no toleraba el disenso y apelaba a diversos mecanismos represivos para silenciar a los opositores”.
Puede decirse que el disenso surge por un disentimiento: es decir, cuando no hay coincidencia con el sentir o con la opinión de alguien. Dos personas que disienten, por lo tanto, no piensan lo mismo sobre un determinado tema. La coincidencia o el acuerdo, en cambio, producen un consenso.
Existen diversas posturas sobre el disenso. Los gobiernos autoritarios, por citar un caso, no avalan el disenso ya que optan por censurar las críticas. De este modo, si alguien se expresa en contra del gobierno, ese disenso intenta ser eliminado a través de distintos tipos de castigos. El autoritarismo también puede aparecer en una empresa, en un club o en otras organizaciones, siempre tratando de impedir el disenso.
En otros contextos, el disenso es valorado como algo positivo. Hay quienes creen que el debate y el enfrentamiento entre distintas opiniones o ideas puede ser enriquecedor: el disenso, en este marco, puede ser el punto de partida para la construcción de un nuevo elemento o el desarrollo de un pensamiento novedoso. Supongamos que, a una junta directiva de una compañía, un grupo de ejecutivos llega con un proyecto y se encuentra con otro que trae una propuesta muy diferente. En un principio hay disenso: cada sector objeta el emprendimiento del otro. Con el avance de las charlas y las negociaciones, finalmente todos acuerdan concretar un proyecto alternativo que reúne puntos de las dos opciones planteadas en una primera etapa.
Lo mismo puede ocurrir en posturas tan opuestas como el carnismo y el veganismo, que representan al grupo de personas que consume productos de origen animal y al opuesto, que solamente se alimenta de alimentos vegetales, respectivamente. Mientras que los carnistas consideran que los animales son recursos que el planeta pone a nuestra disposición y que debemos explotarlos para, entre otras cosas, alimentarnos, los veganos creen en la igualdad de todas las especies, y por esa razón se niegan a matar para comer. El disenso es claro, y se puede apreciar en muchos debates en medios de comunicación públicos.
No importa cuán delicados sean los temas a tratar en un debate claramente polarizado, es decir donde las partes expongan ideas opuestas, el disenso siempre puede dar lugar a la conversación, al intercambio y al crecimiento de todos los participantes, siempre que se manifieste de forma ordenada y respetuosa.
Uno de los mejores puntos de partida a la hora de hablar con alguien del bando opuesto es preguntarle «por qué». No se aconseja entrar en la conversación con acusaciones y afirmaciones, sino comenzar pidiendo información para intentar comprender la postura del otro. Cada ser humano puede pensar que su punto de vista es el correcto, que su visión particular de la realidad es la verdadera, por así decirlo; y quizás esto sea natural, pero no deberíamos alimentar ese egocentrismo y validarlo como un argumento de una discusión.
También se recomienda poner en práctica la empatía, incluso en los casos en los que sabemos que jamás cambiaríamos de parecer para adoptar la postura del otro. Si estamos hablando con alguien cuyas ideas nos parecen atroces, no está de más ponernos en su lugar simplemente para cambiar de perspectiva y entender por qué piensa de ese modo. En el mejor de los casos, esto nos dará más herramientas para convertir el disenso en un consenso.