Definición de devengado
Devengado es un término que procede del verbo devengar, cuya raíz etimológica se halla en el vocablo latino vindicāre (traducido como “apropiarse”). La acción de devengar alude a contraer el derecho a recibir alguna retribución por brindar un servicio, desarrollar un trabajo o algún otro título.
La idea de devengo, en este marco, hace mención al acto de devengar o a la cantidad devengada. Por ejemplo: “La tasa devengada le reportará varios millones de pesos al gobierno nacional”, “Se acordó que el pago sea devengado el día 10 de cada mes”, “El impuesto debe calcularse en base a lo devengado durante el último periodo fiscal”.
Lo devengado se vincula a un derecho contraído que todavía no fue cobrado.
Qué es lo devengado
Puede decirse que un devengo es un derecho contraído que aún no ha sido cobrado, o una obligación adquirida que aún no ha sido abonada. El principio de lo devengado, por su parte, establece que el ingreso o el gasto surgen en el instante del compromiso, incrementando o reduciendo en ese momento el patrimonio a fines contables.
Como principio, por lo tanto, lo devengado supone que las operaciones deben registrarse cuando se concreta el hecho económico que las produce, más allá de que éste haya sido cobrado, facturado o contratado. Supongamos que una compañía contrata a un trabajador que desarrolla su actividad en abril, y le paga su salario a comienzos de mayo. La empresa, según el principio de lo devengado, debe registrar el devengo del gasto como resultado del mes de abril, sin tener en cuenta que el empleado haya cobrado en mayo.
El principio de lo devengado, en definitiva, establece que se deben reconocer las ganancias y las pérdidas en función del tiempo, con independencia de haberlas cobrado o pagado. Registrar lo que se gana o se pierde al momento del cobro o del pago supone un error desde el criterio contable.
El principio de lo devengado establece que una operación tiene que ser registrada al concretarse el hecho económico que la genera.
Cómo imputar ingresos y egresos
Dicho de otra manera, el principio de lo devengado nos brinda un criterio para imputar los gastos y los ingresos de manera temporal, de acuerdo con la corriente real de servicios y bienes, en lugar de hacerlo tomando en cuenta las corrientes monetarias que se generen. Al aplicar esto a la contabilidad, obtenemos una serie de datos más relevantes y precisos que por medio del principio de caja, el cual se define a continuación.
En primer lugar, es importante señalar que el principio de devengo (o de lo devengado) y el de caja son dos métodos que utilizan las empresas para su gestión, para el reconocimiento de sus ingresos y de sus gastos. Según lo establecido por el principio de caja, estos dos movimientos deben imputarse de acuerdo con la corriente monetaria, un concepto que también se conoce con el nombre de flujo monetario y que hace referencia al flujo de dinero que comienza con el pago que los consumidores realizan a las empresas por los bienes y servicios que les brindan y termina cuando los trabajadores lo reciben.
Al usar el principio de caja, por lo tanto, los ingresos y los gastos solamente se reconocen una vez que el dinero entre o salga, respectivamente, sin que importe el momento en el cual se haya prestado el bien o el servicio. Este criterio se aplica, por ejemplo, en el sistema de abono de los servicios públicos, como ser la provisión de electricidad: cuando pagamos una factura, el gasto se asocia a ese momento y no al de la operación que se documenta en el documento mismo.
Existe el concepto de gasto devengado, que hace referencia a aquél que se ha realizado pero todavía no ha sido abonado, y de esta manera se entiende el que hacemos de la electricidad que recibimos por parte de la compañía proveedora antes de pagar por ella.