Definición de deshonestidad

Para conocer el significado del término deshonestidad se hace necesario, en primer lugar, descubrir su origen etimológico. En este caso, podemos establecer que se trata de una palabra que deriva del latín. Exactamente es fruto de la suma de los siguientes componentes:
-El prefijo “des-”, que se usa para indicar la inversión de la acción.
-El sustantivo “honor, honoris”, que puede traducirse como “decencia” o “dignidad”.
-El sufijo “-stus”, que se utiliza para darle forma a adjetivos.
-El sufijo “-idad”, que viene a indicar “cualidad”.

La deshonestidad es la condición de aquel que es deshonesto: es decir, que carece de honestidad (honradez, rectitud). El concepto también se aplica al acontecimiento, la acción o el dicho deshonesto.

Por ejemplo: “La sociedad no debería premiar la deshonestidad”, “La corrupción de las clases dirigentes fomenta la deshonestidad en la población”, “Tu deshonestidad me provocó mucho dolor”.

Quien actúa con deshonestidad falta a la verdad o recurre a engaños o timos. Supongamos que el dueño de un negocio dedicado a la venta de alimentos advierte que cuenta con varios frascos de mermelada vencidos. Lo correcto sería que descarte esos productos y que no los venda: sin embargo, opta por tachar la fecha de vencimiento para que los compradores no se den cuenta de la caducidad. El comerciante, por lo tanto, procede con deshonestidad.

Un mecánico, por su parte, se conduce con deshonestidad si le dice a un cliente que su automóvil presenta diversos fallos que, en realidad, el vehículo no tiene. De esta manera, el especialista sostiene que es imprescindible cambiar el carburador y la correa de distribución para que el coche funcione correctamente, algo que es falso. Esto le permite al mecánico deshonesto cobrar mucho dinero por un trabajo que es innecesario.

Los distintos estudios realizados hasta el momento dentro del ámbito de la psicología para abordar el tema de la deshonestidad establecen que si hay personas que son deshonestas o que cometen actos que lo son es porque desde pequeños aprendemos que si mentimos podemos obtener más beneficios que diciendo la verdad o que si negamos lo que hemos hecho podemos evitarnos el castigo correspondiente.

De la misma manera, se considera que, en la actualidad, existen factores, situaciones o hechos del día a día que pueden contribuir a favorecer la deshonestidad. En concreto, nos estamos refiriendo a aspectos tales como los conflictos de intereses, el poder, querer obtener los mayores beneficios posibles en distintos ámbitos de la vida, la competitividad, el consumismo…

Se considera, además, que es posible detectar a una persona deshonesta porque su lenguaje verbal y su lenguaje corporal no coinciden, porque se pone agresiva, porque se mueve de forma muy nerviosa, porque no contesta de forma directa a las preguntas que se le hacen…

En ocasiones la deshonestidad es un delito: la acción puede constituir una estafa, por citar una posibilidad. En otros casos, en cambio, se trata de una falta ética (como la cometida por un joven que le dice a su novia que debe trabajar hasta tarde y por eso no puede salir con ella, pero se termina marchando con otra chica).

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