Definición de derecho social
Inspirados en postulados de justicia, los derechos constituyen el orden institucional encargado de regular los comportamientos humanos en sociedad. Se trata, por lo tanto, de un conjunto de normativas que permiten resolver los conflictos sociales.
El derecho puede dividirse en distintas ramas. En este sentido, es posible hablar de derecho público (cuando el Estado, como autoridad, interviene con sus facultades coercitivas) o derecho privado (las relaciones jurídicas se establecen entre particulares), por ejemplo.
La rama del derecho social nace en el derecho público a partir de los cambios en las formas de vida. Su objetivo es ordenar y corregir las desigualdades que existen entre las clases sociales, con la intención de proteger a las personas ante las distintas cuestiones que surgen en el día a día.
El derecho social, a su vez, comprende otras ramas, como el derecho laboral, el derecho a la seguridad social, el derecho migratorio y el derecho agrario.
Es importante tener en cuenta que la división del derecho en diversas ramas facilita el estudio, pero no tiene demasiada relevancia en la aplicación concreta de las normas jurídicas. Todas las ramas del derecho se encuentran relacionadas entre sí e interactúan en cualquier proceso legal.
La noción de derecho social se encuentra menos difundida que las de derecho público o derecho privado. Esto ocurre ya que la propia definición de derecho supone la existencia de un hecho social (es decir, donde entra en juego la relación entre seres humanos en el marco de una sociedad). Por lo tanto, hay especialistas que consideran que el concepto de derecho social no tiene mayor relevancia.
Derecho social a la vivienda
Todos los individuos para poder desarrollarse correctamente deben satisfacer una serie de necesidades y, cuando de acuerdo a su situación económica o social no pueden hacerlo, es responsabilidad de los Estados solventar dichas carencias, a fin de promover el desarrollo de una comunidad con igualdad de oportunidades y condiciones; esto es lo que se entiende por la vida en democracia. Sin embargo, sólo se queda en la teoría, ya que basta mirar a nuestro alrededor para encontrar desigualdad, frustración, desamparo, pobreza y, por supuesto, la constante violación de los derechos sociales de los individuos.
El derecho a la vivienda se encuentra incluido dentro del derecho social y se vincula con la importancia de satisfacer una de las necesidades que todo ser humano tiene: un lugar donde refugiarse al que pueda llamar HOGAR. La satisfacción de esta necesidad le permitirá desarrollarse dignamente y de forma segura, pudiendo llevar una vida privada y familiar, resguardada de cualquier peligro que pudiera arremeterle desde fuera del nido.
La vulneración de este derecho, por tanto, trae como consecuencia la violación de la integridad física y mental del individual, lo cual afectará no sólo su comportamiento dentro de su grupo-familia sino que repercutirá en todo el entorno social.
Si tomamos en cuenta los problemas que están teniendo lugar en España como consecuencia de los miles de hogares arrebatados por parte de los bancos y los desahucios en masa, se puede comprender la verdadera importancia de este derecho. Las personas que han sufrido las consecuencias del desahucio han llegado incluso a quitarse la vida por sentirse absolutamente humillados frente al pueblo.
En la Constitución de Weimar, dictada en 1919, en la sección dedicada a las cuestiones de carácter civil existe un artículo específico al referirse a la vivienda, como una necesidad inviolable por parte de los Estados; por otro lado, en lo que respecta al ámbito internacional, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, también se hace referencia a este derecho de forma extensa. Pese a ello, desde aquel año hasta hoy dicho derecho se ha violado sistemáticamente.