Definición de departamentalización
El término departamentalización no forma parte del diccionario de la Real Academia Española (RAE). El concepto, de todos modos, se emplea para aludir a la agrupación de actividades en departamentos.
La departamentalización se lleva a cabo en organizaciones de gran tamaño para incrementar su eficiencia. Al concentrar las actividades similares en una misma área, se favorece la especialización y resulta más simple mejorar su gestión.
El primer paso para el desarrollo de la departamentalización consiste en la distribución de las tareas. Luego se realiza el reagrupamiento según la función, la jerarquía u otro criterio. El resultado de la departamentalización es la división de la corporación en diferentes sectores que, por supuesto, deben trabajar de manera coordinada.
Una empresa puede contar con un departamento de ventas, un departamento de atención al cliente, un departamento de compras y un departamento administrativo, entre otros. Cada departamento tiene un gerente que es el principal responsable del área y, a su vez, interactúa con los otros gerentes sectoriales. La departamentalización permite que los trabajadores de cada unidad se concentren en su ámbito específico de acción, aunque los esfuerzos de todos deben coordinarse y complementarse para el éxito de la entidad.
La departamentalización es la principal característica de las grandes tiendas conocidas, justamente, como tiendas departamentales o tiendas por departamentos. En este caso, la actividad de la tienda se desarrolla en un único edificio de importantes dimensiones, dividido en departamentos (ropa, artículos para el hogar, alimentos, etc.). El comprador, de este modo, sabe a qué departamento dirigirse para encontrar aquello que necesita.
Tipos de departamentalización
Como se menciona más arriba, el criterio para llevar a cabo la departamentalización no siempre es la función de cada grupo, sino que existen muchas posibilidades, que se ajustan a las necesidades y las posibilidades de la empresa. Veamos a continuación los tipos más comunes.
Aunque ya hayamos hecho referencia a la departamentalización por función, es importante señalar que es uno de los tipos más comunes, ya que la encontramos en la mayoría de las compañías que nos rodean. Se trata de la división en áreas de acuerdo con la especialización del personal en una actividad determinada; los ejemplos anteriores de departamento de compras, de ventas y de atención al cliente responden a este criterio.
Por otro lado tenemos la departamentalización por clientes, que realizan las empresas cuando conocen a sus clientes con mucha precisión y puede, por lo tanto, enfocar sus energías en satisfacer sus necesidades específicas. Las tiendas de departamentos son un claro ejemplo de este tipo de organización, ya que se crean tomando en cuenta los tipos de clientes que las visitarán y se dividen en departamentos que podrán satisfacer las necesidades de todos ellos por separado.
La departamentalización por procesos, en cambio, se centra en las diferentes etapas del proceso de producción. En este caso podemos pensar en una fábrica de dispositivos electrónicos, que divide su personal para que cada grupo atienda una fase específica del proceso, como ser el montaje de la placa base y el procesador, la soldadura de los diferentes componentes, la colocación de la carcasa y el embalaje, entre otras.
También existe la departamentalización por productos o servicios, que puede confundirse con la que se desarrolla para satisfacer a cada tipo de cliente, aunque en este caso el foco no es el cliente sin lo que la empresa tiene para ofrecerle. Para entender con mayor claridad la diferencia, podemos pensar en las diferentes áreas dentro de un supermercado: frutería, verdulería, lácteos, panadería, pescadería, carnicería, electródomésticos, librería, etcétera; se sabe que la mayoría de los compradores visitarán muchos de los departamentos, por lo cual el objetivo principal es que ninguno se pierda en el montón.