Definición de déficit de atención
Para poder definir de una forma más clara el concepto, debemos comprender con antelación qué es el déficit. El término déficit hace referencia a la carencia o a la absoluta ausencia de aquello que se considera necesario en un determinado contexto. En lo que respecta a la psicología, se encuentra ligado a las habilidades y destrezas, es decir que existe un déficit cuando una persona no puede realizar una determinada acción o un grupo de acciones que con un funcionamiento normal sí podría llevar a cabo. Generalmente el déficit se encuentra unido a palabras tales como insuficiencia, discapacidad, deficiencia y limitación.
Dicho esto, al definir déficit de atención, podemos decir que se trata de un trastorno que se diagnostica cuando un niño no tiene la capacidad de concentrarse en una sola cosa; la carencia en la selección y el mantenimiento de atención y las consecuencias que esta actitud puede acarrear a nivel psicológico. Es decir, se trata de una persona que presenta dificultades para permanecer quieta, actúa sin pensar primero o empieza a hacer algo pero nunca lo termina, entre otras situaciones. Los especialistas hablan de Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (cuya sigla es TDAH), un síndrome de la conducta que tiene su origen en los genes y en las células del sistema nervioso.
Este trastorno neurológico que afecta el comportamiento tiene como principales características la dificultad para mantener la atención, el desequilibrio emocional, la distracción recurrente y los movimientos generados por la inquietud, entre otras conductas.
Desde la perspectiva de la neurología, el déficit de atención, se produce por una disfunción del cerebro que padecen niños y adultos y que puede diagnosticarse por presentar síntomas de comportamiento poco usual, tales como: hiperactividad, deficiencia atencional e impulsividad.
Los autores Ardila y Rosselli aseguran que este trastorno está íntimamente relacionado con una falta de capacidad para prestar atención, la cual se encuentra ligada a lesiones en el cerebro y debe ser atendida con cierta urgencia. Por ende, cualquier persona que presente síntomas como fluctuaciones de la atención, incapacidad para concentrarse, dificultades motrices debe ser atendida con urgencia pues puede ser que padezca alguna patología relacionada con los lóbulos frontales; aseguran que este tipo de síntomas, además suelen presentarse en personas que hayan padecido con anterioridad trastornos craneoencefálicos.
Por su parte, la Asociación Americana de Psiquiatría asegura que el déficit de atención puede diagnosticarse en pacientes con las siguientes características:
*Se equivocan porque no pueden prestar atención a los detalles;
*No pueden mantener la mente en una cosa durante mucho tiempo, por ejemplo en juegos y tareas similares;
*Aparentan no estar escuchando cuando alguien les habla directamente;
*No pueden finalizar sus tareas y obligaciones;
*Evitan aquellas actividades que puedan exigirles un esfuerzo mental que no creen poder realizar;
*Distraerse fácilmente frente a estímulos que no sean relevantes;
*No poder siquiera realizar las actividades diarias.
Con todo esto podemos afirmar que el déficit de atención se manifiesta a través de síntomas de tipo fisiológicos, cognitivos, motores y es sumamente nocivo para el buen rendimiento de una persona, en su individualidad y en su desempeño dentro de un círculo determinado (familia, escuela, trabajo, comunidad).
Tratamiento para el déficit de atención
Las personas con déficit de atención deben recibir la ayuda de un terapeuta, el cual debe determinar las causas de dicho comportamiento y establecer qué áreas del funcionamiento del individuo se encuentran relacionadas con este incapacidad. Para ello, se realiza un examen psicológico, indagando sobre aquellos aspectos de la vida del paciente que puedan ser reveladores de la causa del trastorno. El tratamiento se realiza de forma conjunta entre diversos especialistas, donde cada uno analiza el trastorno y propone una determinada forma de tratarlo, desde el área que es de su competencia.
Las causas del TDAH suelen ser genéticas, con factores que se heredan en ocho de cada diez casos. Existen, sin embargo, ciertos factores no son hereditarios, como exponer el útero durante el embarazo a la nicotina.
En la vida diaria, el déficit de atención suele derivar en un comportamiento que tiende hacia los conflictos y que produce problemas a la hora de la integración y de la inclusión en grupos. Este déficit también favorece resultados académicos poco satisfactorios, depresión y una mayor predisposición al consumo de sustancias adictivas.
Al ser mayoritariamente biológicos, los síntomas del TDAH suelen tratarse con fármacos. La dexanfetamina (que forma parte del medicamento que se comercia como Dexedrina), la d, l-anfetamina (presente en el Adderall) y el metilfenidato (Ritalina) son algunos de los fármacos más recetados.
La nicotina y la cafeína, por otra parte, son dos estimulantes de venta legal que suelen utilizar las personas cuando quieren tratarse por su propia cuenta.
Cabe destacar que algunas de las personalidades más brillantes de la historia sufrieron TDAH, como Thomas Alva Edison, Leonardo Da Vinci y Albert Einstein.