Definición de damasco

Hay que exponer que el término Damasco tiene su origen etimológico en el griego, exactamente en “Damaskos”, que luego derivó al latín como “Damascus”. Asimismo, hay que exponer que se utilizaba para darle nombre a la ciudad de Damasco, la capital de Siria, que es una de las urbes más antiguas de todo el mundo.

El concepto de damasco puede emplearse de distintas maneras. Uno de los usos más habituales se vincula a un árbol también llamado alboricoquero, que pertenece al grupo familiar de las rosáceas.

A este árbol –de ramas que carecen de espinas, hojas con forma de corazón y flores de color blanco– y a su fruto se los conoce como damasco. El nombre científico de esta planta originaria de China y de amplia presencia en países como Siria, Armenia, Irán y Turquía es Prunus armeniaca.

Los damascos o alboricoques se consumen en todo el mundo. Pueden ingerirse frescos, secos o después de haber sido sometidos a distintos procesos. El fruto además se emplea para la obtención de aceite, para la fabricación de máscaras faciales y para elaborar un licor denominado amaretto (que combina los huesos o carozos del damasco con almendras).

También se llama damasco a una tela de lana o de seda que se caracteriza por su fortaleza y por los dibujos que se forman mediante la urdimbre y la trama. Esta clase de tejido surgió en el siglo XI en Medio Oriente y luego se expandió a Europa.

Damasco, por último, es el nombre de la capital de Siria. Se trata de una de las localidades habitadas de mayor antigüedad de todo el mundo, con una historia de más de 4.000 años. Su casco histórico, de hecho, fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

En la Ciudad Vieja de Damasco pueden observarse restos de la muralla romana que la rodeaba junto a ocho de sus puertas, además de numerosos monumentos y edificios que son grandes exponentes del arte islámico.

En concreto,las ocho puertas son las siguientes: Bab al-Faraj (Puerta de la liberación), Bab al-Salam (Puerta de la paz), Bab al-Faradis (Puerta del paraíso), Bab Tuma (Puerta de Santo Tomás), Bab al-Jabiya, Bab Sharqi (Puerta del este), al-Bab al-Saghir (Puerta pequeña) y Bab Kisan.

Entre los monumentos o enclaves más significativos de la Ciudad Vieja de Damasco podemos destacar las ruinas del Templo de Júpiter, el zoco Al-Hamidiyah, el Caravasar o la Tumba de Saladino, entre otros.

No obstante, hay otros muchos más atractivos como la Catedral de San Jorge, la Vía recta o la Plaza de la Gran Mezquita de los Omeyas.

Por supuesto, no podemos pasar por alto la existencia de un metal que lleva en su nombre el término que nos ocupa. Nos estamos refiriendo al acero de Damasco, que fue utilizado en Oriente Medio durante el periodo comprendido entre los siglos XII y XVIII para fabricar espadas. Unas espadas que se convirtieron en un referente en todo el mundo por la dureza que tenían.

En la actualidad, sin embargo, el citado acero se usa para lo que es la fabricación de cuchillos que destacan por su calidad.

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