Definición de crónico

El término crónico procede del vocablo latino chronĭcus, que tiene su antecedente etimológico más lejano en el griego chroniká. El concepto se emplea de distintas maneras de acuerdo al contexto.

En el terreno de la medicina, un padecimiento crónico es aquel que se extiende en el tiempo y que resulta habitual para el paciente. Estas enfermedades suelen tener una progresión lenta.

La genética, los hábitos nocivos y la ausencia de educación formal son factores que pueden incidir a la hora de adquirir y desarrollar una enfermedad crónica. Es importante tener en cuenta que, por lo general, los males crónicos resultan incurables.

La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la diabetes mellitus y la insuficiencia cardíaca son algunas de las enfermedades crónicas más comunes. En ocasiones, el riesgo de contraer estas afecciones se reduce adoptando un modo de vida saludable: evitar el tabaquismo, por ejemplo, minimiza las chances de padecer la EPOC.

El dolor crónico, en tanto, es una sensación molesta y desagradable que se experimenta durante, al menos, varias semanas. Puede originarse por una infección, una lesión o un tumor, por indicar algunas posibilidades, aunque en ocasiones no existe una causa evidente.

Es importante señalar que existen dos clases de dolor desde un punto de vista clínico, y el otro es el llamado agudo. Una de sus características más contrastantes con el crónico es que no suele extenderse durante periodos muy largos (este último puede alcanzar varios años de duración). El dolor agudo se asocia con una suerte de «aviso» o «alerta» para el cuerpo acerca de la presencia de una lesión, y es común que se desvanezca al mismo tiempo que el organismo recupera el buen estado de salud.

La extensa duración del dolor crónico, además de su magnitud y sus diferentes ubicaciones en el cuerpo, provocan consecuencias negativas que se agregan a las meramente físicas: a los problemas sociales a causa de no poder trabajar, estudiar o incluso relacionarse con normalidad, se pueden sumar casos de ira, depresión, frustración, ansiedad o baja autoestima. Los trastornos en el sueño, los cambios bruscos del humor y el cansancio constante son otras complicaciones frecuentes.

A grandes rasgos, los síntomas que suelen presentar los pacientes de dolor crónico se distinguen por la parte del cuerpo a la que afecten (que puede ser la espalda o la cabeza, entre otras) y por las causas subyacentes (artritis, cáncer y daño en algún nervio son tres ejemplos muy comunes). Con respecto a las características del dolor, según la descripción que quienes lo padecen hacen de él, podemos indicar que es un malestar que se ve acompañado de rigidez, sensación de presión y punzadas, ardor y palpitaciones, además de tratarse de un dolor «sordo», es decir que aunque no sea tan intenso es persistente y no precisamente fácil de localizar.

Para llevar a cabo un diagnóstico de dolor crónico el médico debe comenzar por indagar en los antecedentes de salud del paciente. Este último, por su parte, debe ofrecerle una descripción tan detallada como sea posible, indicando la ubicación, la intensidad y la frecuencia, para que el tratamiento sea adecuado y eficaz. Dado que las causas pueden ser variadas, normalmente se indican ciertos exámenes para descartar algunas enfermedades.

Aquello arraigado o que se arrastra desde hace mucho tiempo también puede ser calificado como crónico. Un periodista, por citar un caso, puede mencionar que las inundaciones son un problema crónico de una ciudad. Este reportero realiza esta afirmación ya que, desde hace un siglo, la localidad siempre se inunda cuando llueve, una realidad que se vincula a la falta de obras de infraestructura que permitan canalizar el agua de manera adecuada.

Definición siguiente →