Definición de cortesía
Cortesía es un término que procede de cortés, un adjetivo que permite nombrar a las personas atentas, afables y comedidas.
En concreto, ese significado emana de muchos siglos atrás cuando las Cortes eran los núcleos más importantes a nivel político y social. En aquellas, que estaban a los órdenes de los reyes, se encontraban también oficiales y vasallos que estaban supeditados a aquellos. Así, cuando cualquiera de estos hombres se creía que se portaba bien se le denominaba cortés y a la cualidad que tenía para serlo era lo que se daba en llamar cortesía.
Se trata de la demostración de un sujeto que manifiesta afecto, respeto o atención hacia otro individuo.
Por ejemplo: “Por favor, acepte esta copa de champagne sin cargo: es una cortesía de la casa”, “¿Podrías mostrar un poco de cortesía con mis amigas? Ni siquiera saludaste al ingresar”, “El actor mostró una vez más su cortesía al saludar a cada una de sus seguidoras que aguardaba en la puerta del teatro”.
La cortesía, por lo tanto, es una expresión de las buenas maneras o del reconocimiento de las normas sociales que se consideran como correctas o adecuadas.
Además de todo lo expuesto, tenemos que subrayar que existe lo que se conoce como frases de cortesía. De ellas podríamos decir que se trata de expresiones hechas que se usan de manera bastante frecuente y que se considera que quien las emplea está demostrando su buena educación y también su respeto hacia la persona con la que está hablando.
De esta manera, nos encontramos con una gran variedad de frases de cortesía, donde toman especial relevancia las siguientes:
• Perdón.
• Disculpe las molestias.
• Buenos días, buenas tardes, buenas noches…
• Por favor.
• Muchas gracias.
• Es un placer conocerle.
A grandes rasgos estas son algunas de las frases de cortesía más frecuentes y más útiles en el contacto con otras personas. No obstante, hay que destacar que también son conocidas por el nombre de fórmulas de cortesía.
Para tratar a alguien con cortesía es fundamental seguir estas reglas:
• Tratarla como nos gustaría que nos trataran a nosotros.
• Evitar actitudes o expresiones que puedan resultar ofensivas.
• Ser amable y educado.
• No interrumpirle cuando está hablando.
• Escucharle activamente y no burlarse de sus opiniones.
Es importante destacar que la cortesía es un fenómeno cultural: lo que se considerada como cortés en una sociedad puede ser grosero o absurdo en otra.
En este sentido, puede mencionarse el ejemplo de los eructos en Japón, que son una muestra de buena educación tras una comida ya que demuestra que ha hecho buen provecho. En el mundo occidental, en cambio, eructar está considerado como algo de mal gusto.
Algo similar ocurre con el hecho de mascar chicle, tolerado en ámbitos informales (en medio de un juego deportivo, en una reunión de adolescentes, etc.) y condenado en encuentros formales.
Es posible distinguir entre la cortesía negativa (vinculada a la deferencia: “¿Podrías alcanzarme ese libro, si no es mucha molestia?”, “Si a usted no le importa, voy a sentarme en esta butaca”) y la cortesía positiva (que busca establecer un nexo positivo entre dos partes).