Definición de corbata
La etimología de corbata remite un antiguo vocablo italiano que aludía a la nacionalidad croata. Varios siglos atrás, los jinetes croatas solían llevar un pañuelo negro atado al cuello. Con el tiempo, pasó a conocerse como corbata a un complemento del vestuario que suele estar compuesto simplemente por una banda alargada que se enlaza o anuda al cuello.
Las corbatas, por lo tanto, suelen ser tiras de seda, algodón u otro tejido que se hacen caer sobre el pecho. Se trata de un accesorio estético que se utiliza sobre la camisa para ocultar sus botones.
Las características y los usos de las corbatas han variado a lo largo de la historia. Actualmente son utilizadas mayoritariamente por los hombres cuando visten camisa y saco. Las corbatas se lucen en contextos formales: en una empresa, en un casamiento, en una audiencia judicial, etc.
Para que la corbata quede colgando sobre el pecho, es necesario ajustarla al cuello con un nudo, luego de realizar un lazo en el cual se “introduce” la cabeza. El nudo se hace en la zona de la garganta y permite ajustar y desajustar el lazo, logrando que la corbata quede más larga o más corta, respectivamente.
Cuando la persona quiere que su corbata se mantenga recta y no se mueva, puede apelar a un alfiler de corbata. Este accesorio permite fijar la banda a la camisa. Otros elementos que se usan con un fin similar son la cadena de corbata y el pin de corbata.
Se denomina corbata de moño, corbata de lazo, moño o pajarita a la cinta que se ata simétricamente alrededor del cuelo, formando dos lazos con los extremos opuestos.
En la actualidad existen muchas empresas que permiten a sus empleados usar una vestimenta menos estructurada, dejando atrás la exigencia de «saco y corbata» para dar lugar a una mayor variedad y, ¿por qué no?, comodidad. Existe más de una razón para modernizar el uniforme de trabajo, y una de ellas está relacionada con la productividad: el traje limita la movilidad de la persona y le provoca demasiado calor.
Si, por ejemplo, nos situamos en países donde el clima se caracteriza por largas temporadas de calor e inviernos suaves, pensar en vestir traje todo el año es verdaderamente aterrador. No podemos pretender que una persona rinda adecuadamente en su oficina si del otro lado de la ventana la temperatura ronda los 40°C; además, si para ello debe someterse al encierro y al uso del aire acondicionado, las condiciones distan peligrosamente de un ambiente natural.
La corbata, por lo tanto, puede ser un símbolo de estructura arcaica, de aparente formalidad y seriedad, aunque detrás del aspecto físico exista una serie de problemas que atente contra el buen funcionamiento de una empresa. Si los trabajadores tienen la libertad de escoger su propia vestimenta, es probable que se sientan mejor y puedan desenvolverse con mayor soltura en la oficina, tanto a nivel físico como emocional.
Por otro lado, la corbata también se asocia al machismo, ya que es uno de los elementos que la sociedad occidental usa para distinguir a los hombres de las mujeres. Dado que la corbata no suele ser usada por la gente de clase baja, se asume que un hombre con corbata tiene una cierta cantidad de poder, y que puede ejercerlo tanto sobre los hombres que se encuentran en los puestos inferiores como sobre las mujeres.
Perseguir un cambio para acabar con el machismo no debería consistir en que todas las mujeres ejecutivas complementen su uniforme con una corbata, sino en derribar estos símbolos rígidos de jerarquía y poder, para desdibujar las diferencias y enfocarnos en lo que nos vuelve iguales a todos.