Definición de contracción muscular
Del latín contractĭo, contracción es la acción y efecto de contraer o contraerse. El término permite referirse a la reducción a un menor tamaño, a la adquisición de una costumbre, enfermedad o vicio, y a la celebración del matrimonio.
Muscular, por otra parte, es lo perteneciente o relativo a los músculos. Podemos establecer que muscular también tiene su origen etimológico en el latín ya que está formado el término por tres partes de esa mencionada lengua: “mus”, que es sinónimo de “ratón”; “culus” que es equivalente a “pequeño”; y finalmente el sufijo “-ar”, que puede traducirse como “relativo a”.
Los músculos son órganos formados por fibras contráctiles (conocidas como fibras musculares) que pueden estar vinculados al esqueleto (músculos esqueléticos) o formar parte de la estructura de otros órganos o aparatos (músculos viscerales).
Una contracción muscular es un proceso fisiológico desarrollado por los músculos cuando, según la tensión, se estiran o se acortan. Este proceso está controlado por el sistema nervioso central y permite producir fuerza motora.
Gracias a esta fuerza motora, los músculos superiores pueden desplazar el contenido de una cavidad a la que recubren (lo que hacen los músculos lisos), mover el organismo a través del medio o movilizar otros objetos (músculos estriados).
Además de todo lo expuesto, es importante que sepamos que existen situaciones que generan modificaciones o alteraciones en lo que es la contracción muscular. En concreto, entre las más significativas situaciones de ese tipo se encuentran las siguientes:
• Rigor mortis. Este término es el que se emplea para referirse a la rigidez que experimentan los músculos de una persona que ha fallecido. En concreto, aquellos se volverán absolutamente rígidos entre las tres y cuatros horas después de que el individuo haya muerto y se mantendrán así durante un día entero.
• Atrofia muscular. El no ejercitar los músculos, como le ocurre por ejemplo a los enfermos que pasan mucho tiempo en cama, es el principal motivo que genera esta mencionada situación que consiste básicamente en que el músculo no sólo disminuye su tamaño sino también su fuerza.
Es posible distinguir entre las contracciones voluntarias (controladas por el cerebro) y los reflejos involuntarios (que dependen de la médula espinal). Los músculos estriados se contraen de manera voluntaria a partir de un esfuerzo conciente originado en el cerebro. Las señales cerebrales se dirigen por los nervios hasta la neurona motora que estimula la fibra muscular. Las contracciones musculares involuntarias, por otra parte, se originan en la médula espinal mediante un circuito con la materia gris.
Otra clasificación de las contracciones musculares nos permite referirnos a las contracciones isotónicas (cuando las fibras musculares se contraen y modifican su longitud), las contracciones concéntricas (el músculo se acorta y movilizan una parte del cuerpo para superar la resistencia) y las contracciones isométricas (el músculo permanece estático pero genera tensión), entre otras.
Concretamente, tendríamos que establecer que dentro de las contracciones isotónicas, de igual tensión, existen dos tipos claramente diferenciados: las concéntricas, que ya hemos explicado, y luego están las excéntricas, que se definen por el hecho de que en ellas lo que hace el músculo es alargarse. Esta situación última se produce porque la resistencia es mayor que la tensión que es ejercida por el propio músculo.